jueves, 30 de diciembre de 2010

Later.

Porque no hay cosa que reviente más por dentro que esa puta hipocresía de tu sonrisa versus mis ojos, que las gotas de ácido resbalando por una piel de serpiente que alguien se dejó colgada en la silla de cualquier bar, mezclada con las sombras de los retazos de tus sueños, a ratos de los míos, de vez en cuando de los nuestros. Si aborrezco las sílabas que escucho de tus labios no es más que por la frase aquella, dice algo como: tell me a reason, tell me why..

martes, 28 de diciembre de 2010

Tarde, my darling.


Me sabes a whisky y tabaco, los poros de mi piel tatúan las paredes de este bar cuando me miras. Por si quieres venirte, tengo una habitación hecha de inseguridades, y mi cama a medida de tus caderas. Vivo solo a la luz de las farolas de estas calles donde me dejo la saliva a falta de besos, donde la luna aúlla gemidos de corazones rotos que suenan igual que las botellas estampándose contra el suelo de nuestro baile de máscaras. Acostumbro a cerrar heridas con alcohol de cubata, a secar lágrimas con el fondo de este vaso y sus dos hielos, a firmar armisticios con caricias pasajeras que desaparecen cuando en el reloj nos dan las ocho. Me emociono con Sabina, con el último semáforo en rojo que cruzas aun sin saber por qué, con este mono de ti que se diluye en mi sangre casi más rápido que la heroína sin heroe de todos los putos cuentos de hadas que nada tienen que ver con este mundo. Tengo un billete hacia ningún lugar, y un montón de trenes que coger y que arrancan vacíos de la estación, dejando tras de sí un vapor que huele a silencio, soledad y ausencia, que sabe, más que éste último cigarro, a despedida.

lunes, 27 de diciembre de 2010

=).!

Con la nariz a dos palmos de las cuerdas que tus dedos hacen gemir, de esa forma que solo sabes hacer tú, y quiero chillarle al mundo, a la pared de enfrente, que soy tan tuya como el ratón del gato, y que me haces ser feli cuando sonríes, cuando me miras, y cuando te encargas de desvestir cada uno de mis pensamientos, de esos que nacen en la mayor y terminan en tus oídos, afinados con mi última risa, porque olvido todo excepto que me vuelves loca, me haces vibrar, y quiero vaciar cada gota de tinta de mis venas en tus poros. Seven years has gone so fast.. =)
No hay cosa que me abrace mejor que tus ojos borrachos de amor y colgados del último suspiro del amanecer, cuando rozas mis párpados, y sonríes, y quiero hundirme de cabeza en lo suave que es la piel de tus brazos, en que quiero reencarnarme en tus caderas, en cada gota de vida que fluye por un cuerpo que se dedica a hacer estallar en pedazos mi corazón. Ojos que ponen la zancadilla.. =)
Siento fluir la inspiración en la melodía que viste mi habitación..

sábado, 25 de diciembre de 2010

Elefantes rosas.

Y a veces se mira al espejo y se pregunta en qué coño está pensando, en donde está aquella niña, y en por qué ahora le parece que sus ojos esconden algo más que el agua corriendo de una ducha mezclado con un poco de champú, de ese al que huele él cuando la abraza por las mañanas, aún con el fantasma del último sueño rascando su cuerpo. Porque se esconde en la horizontalidad de las gotas de agua si las miras desde abajo y haciendo el pino puente, al mismo tiempo que se envía pequeños destellos, así, poco a poco, y acaricia cuatro cuerdas que hoy no saben contarla historias, y ¡joder! que difícil parece a veces no pensar en algo, y sí, no pienses en ese elefante rosa que acaba de cruzar la ventana. Sonríe y piensa, sí, de nuevo, en lo absurdo que es todo, y en que todo es real, y que si no lo fuera ella no pensaría en ello, ¿no? Y ella le guiñaría un ojo y le diría: ¡bienvenida al mundo surrealista por la puerta grande! Pero.. ¿aquello no parecía surrealista también? ¿No era una simple locura imaginada por dos personas? Dos personas que ahora son una.. y una simple frase: ¿y si no es por joder?
Apaga la luz del baño al tiempo que evita que sus ojos sigan su reflejo al abandonar la habitación. Basta. Has cruzado una línea, y puedes volver al punto de comienzo, y elegir otro camino. Y puedes continuar. Pero ahora, basta. Esta vez no es tan sencillo.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Why not.

que lo digo muy en serio, y puedo mirarte a los ojos y agarrarte las manos como una forma particular de vida, y besarte bajo la nieve de esta ciuadad que me cuida pero no me necesita, que nos separa y nos acerca, que nos iguala y nos transforma. que lo digo muy enserio, y puedo columpiarme en el parque del fondo y que no sepas que son sueños y nada más, cuentas pendientes con la luna, colillas a medio apagar y cervezas vacías. que lo digo muy enserio, que a penas pasas por mi vida, te conviertes en materia a partir de una pequeña molécula de nada y salen dos, tu y yo, y tenemos miedo. pero que te juro que sí, que esta vez lo digo en serio, puedo volver a intentarlo si me dices que eres virgen, que nunca conociste a nadie como yo, que no mire a otros, que soy sólo tuya, que no puedes imaginar otros besos que no sean estos que nos convierten en una mota de polvo en el universo. que lo digo en serio, que puedo intentarlo si prometes estar justo aquí toda la vida, si hablamos de la casa, los niños, el coche, y la eternidad basada en unas cuentas que nunca tienden a infinito. que lo digo en serio, se egoista por esta vez, follemos como adolescentes, escuchémonos como ancianos, y déjame que, quién sabe si por unos segundos, por unos minutos, o por unas horas, sea yo quien te pertenezca.

domingo, 5 de diciembre de 2010

M.

Y cuando sonríes pegado a esa última lágrima nacida de la cuna de unos ojos que solo brillan cuando te ven.. porque no voy a decirte cual es cada sonrisa, tendrás que adivinarlo, bucear una vez más en un mar castaño y leer cada fragmento de pensamiento en el que estás tú, y créeme que te llevará tiempo, con todo eso de piérdete entre cuatro besos y mi vida.
Con el sonido de un violín y un piano que me trasladan a reír entre tu cuerpo y mi pared, entre todas las estrellas que algún día contaré de tu mano. Si me regalas tu sonrisa te juro que te regalo mi vida.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Porque me gustas así, cuando te despiertas bañada en la última resaca, brindando con tus ojos por este sueño que es tuyo y mio. Porque he recorrido toda esta vida para conocerte y te he encontrado y por eso adoro abrir el armario y encontrar tus zapatillas, o mirarte a los ojos tratando de descubrir la constelación que se esconde tras ellos. Porque puede que esta forma de agarrarte así, tan fuerte, sea una alternativa de vida, te grite el camino que por qué no íbamos a empezar... si en eso consiste la vida.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Él.

Escribo historias con ese sabor amargo e imaginario de una calada en mis labios, o quizá sea solo un reflejo de los tuyos. Te veo llegar con un solo copo en el pelo, y sonrío tras ese cristal que protege mis brazos desnudos de la nieve que asola el primer día de diciembre. Un bocata caliente y nosotros, y río y soy feliz, y la clase que me espera a veinte metros no es nada comparada con mis cinco minutos contigo. Eres esa única persona que lee mis ojos como si fueran un libro abierto, que desgrana cada centímetro de mi piel al mismo tiempo que mi pensamiento. Puedo perderme en tus ojos verdes, con esas pupilas que parecen dibujadas por una mano temblorosa. Porque igual cambio mil veces mi sonrisa en esas 24 horas en tus dedos, pero observarte es el mayor de los placeres de este mundo, y créeme que podría pasar la vida con los ojos cruzados en los tuyos, con mis manos devorándote poco a poco, y con un te amo dibujado en los labios.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Cómo no iba a estar pensando en ti...


Pierdo verticalidad en ésta sobredosis, en este sin ti pero contigo en mis sueños. Puedo suspirar y agarrarme a tu cintura para jurarte que más allá de tus pupilas nada me importa, que me revienta a hostias por dentro esas arrugas que te salen cuando sonríes, y esa forma tan tú de mirar así tímidamente, como con miedo a decir en silencio cosas que siempre te callas, que solo pasan por tu cabeza como aves que emigran a quién sabe dónde y con quién. Vivo de esos pequeños gestos que me pierden, que me empachan de tu olor y tu nombre con sólo una letra, que simplemente son así, jodídamente nítidos en mi conciencia las 24 horas de todos los días que no te veo y de esos que te dices "bueno, puede que sí" pero termino por esconderme en esta pequeña burbuja hecha de inseguridades, porque puede que ser tenga sentido pero contigo, y puede que me de miedo el vacío, y voy a temblar el resto de la noche con esto de que últimamente tú eres el motivo, que si te veo dormir junto a mi sólo me queda pensar "oye, chica, no dejes pasar ni un segundo, llevas luchando toda tu vida por conseguirlo".

viernes, 26 de noviembre de 2010

Cucharadas de Venus.

Puedo sonreír inmersa en la horizontalidad de la barra de un bar en tono grafito oscuro mientras pierdo mis pensamientos por las autopistas que confluyen en esa cajetilla de Camel de la mesa de la esquina, y en cómo se le queda ese pelo de allá si se pasa la mano por el pelo, así, distraído. Puedo pensar en por qué le hago caso cuando le veo sonreír a mi pelo liso, y por qué me llena de orgullo ver sus ojos verdes clavados en mi rostro, todo esto mientras juego con la copa que me hace saber a limón. Nunca se me ha dado bien rizar palabras, y no sé, qué es sentir todo eso si le veo sentado allí, en un lugar que me agobia y me incomoda, pero que a él le hace feliz. Sueño con hacerle el desayuno cada mañana del resto de mi vida, y después el amor, y repetir la misma secuencia con cierta regularidad en las 24 horas del día. Porque no soy ni Moccia ni Sabina, pero con él soy quién me pida. Que un móvil con cascos y Marea en la pantalla no es nada si no son tus labios los que descansan en mi cuello, mientras las comisuras de los míos se curvan en ese gesto que solo me sale contigo. Mientras desafío al mundo a decirme que no soy tuya. Mientras reivindico que tu boca es mía si a nuestras mentes les apetece.
Porque por la noche, entre las sábanas, no siento tu calor.

jueves, 25 de noviembre de 2010

A dos besos de la vida de otro.

Me consumo cuando me miras casi tan rápido como el cigarro que humea entre mis labios. Me revienta escuchar tu voz y saber que tu piel está tan lejos de mis manos que me matan de hambre todos estos kilómetros. Agoto mis temores casi tan rápido como este vaso de vino. Los poros de mis sábanas sudan sangre y tu nombre.
Te siento entre estos cuatro acordes, entre la jodida catarsis que me producen seis cuerdas y un punteo, casi más que esta niebla que intenta dañar mis sueños. No importa, te juro que no importa, que te quiero aquí, cerca, al lado.
Que sí, que yo también me siento sola. Pero no tanto como cuando él estaba.

martes, 16 de noviembre de 2010

Venga metros.. ;)

Pero que nosotras vamos aparte, y que cogemos dos comas y cuatro cervezas y reinventamos el mundo en ocho suspiros y un infinito de risas. Y no decaigas, ni me digas esos topicazos tan estilo yo hace unos cuantos meses y con unos kilos más de lágrimas dentro, porque es que joder, no hace falta ni que te diga que puedo escribirte de mil formas que..
"-No, porque tú te follarás a otro. No, perdón, le harás el amor a otro como no se lo has hecho nunca a nadie."
Que, si te citara diría algo así como que para bien o para mal conoces el sabor de un polvo sin amor y la diferencia con lo grande que es sentir que traes un pedacito de cielo a la tierra para alguien que algún día, o quizá cada segundo desde que despiertas, te susurra al oído te quiero, o te amo, o a saber qué, y ese que te mira tan como él, si, no lo digas, ya lo sé.
Porque igual hacer el amor es eso que tú le hacías a él, pero no viceversa.

She.

El sombrero era precioso. Debajo, había una chica morena. Sus piernas estaban encerradas por unas botas prietas, marrones, de cuero. La piel, tan pálida, destacaba en medio de la noche. El agua corría libre bajo sus pies, a metros de su inmaculada perfección. Ni siquiera entiendo todavía por qué me hechizó ese espectro de juventus acodado en un puente perdido, tan lejos del centro de Roma. Un mechón sobresalía cruzando su rostro y escapando de la sombra que cubría sus ojos. El ceñidísimo abrigo negro podía haber hecho las delicias de cualquier piltrafo deshonesto que pasara por el lugar. Las manos, que a mis ojos eran de la más pura porcelana, se escondían en los bolsillos. Y en realidad tan solo era una niña esperando a la mitad de un puente, pero quizá me llamó la atención su excesiva seriedad.
O quizá el simple hecho de que la habría desnudado a mordiscos, sin pedir siquiera permiso.

sábado, 13 de noviembre de 2010

El arte de ignorar.

Hoy, vamos a brindar por la ausencia de la sensatez en un mundo de idiotas. Porque el champán no se acabe y siempre ahogue todo eso de no soñar, porque créeme, que a veces dos copas y un abrazo hacen maravillas. Porque igual me arden las venas más por frustración que por ira. Pero lo mejor es que es tan maravillosamente ignorable que ni siquiera merece un texto.

.

Vuelvo a caer en la rutina de apretar dientes, en este tira y afloja de manos vacías y hambrientas. Vuelvo a perderme en este callejón, en esta jodida terapia, en los fantasmas del fondo de este vaso disfrazado de felicidad pasajera y cubos de hielo. Vuelvo a dormir entre recuerdos que juegan a rodar por mi almohada, a deshojar primaveras, a rechinar entre las cuerdas de una guitarra que me sabe a ausencia, entre sonidos que me arañan los tímpanos del alma. Vuelvo a dormir entre muelles oxidados de no chillar, en un colchón vacío que no me quiere ver alegre, apoyado en una ventana que juega a colar el sol por mi persiana para hacerme pensar que te bañas en mis sábanas. Vuelve a ser el frío y no tu dedo el que eriza mi piel. Vuelvo a sentir la niebla en mis huesos. Vuelvo a estar sola.

jueves, 11 de noviembre de 2010

2:50

Me cansé del insomnio, de los gritos, de la cama fría y vacía que suponían un par de lágrimas rodando por mi almohada, mis manos quisieron dejar de devorarte. Decidí recordarte en pretérito, olvidar todos los proyectos, dejar de temblar con el roce de tu mano sobre mi espalda, vivir con la palabra en los labios, acostumbrarme a no morder más las sábanas. Luche hasta dejarme la piel, sufrí cada resquicio de estas jodidas cicatrices que ahora sólo son eso, cicatrices, aunque algunas noches, cuando cambia el tiempo, decidan saber a sal y doler como si fueran parte de mi alma. Cambié, olvide, busqué, encontré. Tuve que entregarme. Supe entonces que había merecido la pena. Que aunque seas el que me saca de los apuntes de arte, de cuatro acordes, de la cama, no hay nada mejor que sentir que tu mano en mi cintura me hace empezar de cero. Aunque suene tan raro que hasta me asuste.
Esta vez sí, será la última vez.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Suerte.

Ella adoraba cambiar el tacto de su camiseta por el de sus manos. Tenía un curioso tira y afloja con su corazón, de esos en los que la cabeza siempre pierde. Enloquece cuando escucha el golpe de sus botas contra el suelo, casi anticipando el arcoiris de sus ropas al cruzar el aire. Le gusta hablar sola, o acompañada, o decir tantas tonterías que luego es él quien tiene que borrar el rojo de su cara a base de crearla un colchón de besos. El descaro de una sonrisa rompe cada una de sus defensas, e incluso sus neuronas le chillan que corra a buscar sus labios. Porque hasta su manera de trazar una letra le hace sentir ganas de morderle los poros. Porque, en serio, escucharle cantar en su oído es el mayor placer que puede ofrecerle, y creedme que es decir mucho. Que todas esas veces en las que el disimulo es más fuerte que el deseo le gusta recordar su rostro en cada uno de los momentos que ella no puede más que reír, así, en bajito, sabiendo que la oye y entreviendo la sonrisa de él, esa que puede hacerla sentirse la persona más afortunada del mundo. Porque a veces solo su voz y esa maldita media sonrisa irónica, o quizá insinuante, o retadora, o.. o simplemente esa que la dice: "ven, venga, ven y bésame", solo con eso es capaz de hacerla tener ganas de reír, de llorar de pura felicidad.

lunes, 8 de noviembre de 2010

=).

Que conocí lo que era sentirse humillada. Que sentí lo que son cuarenta kilos de agujas clavarse en cada poro de cada extracto de mi olor al aire libre. Que nunca he odiado tanto una mirada, una risa, que jamás he detestado tanto una mirada de lascivia. Pero que sé lo que es sentir tus manos como lo único que importa en este mundo, que los dos sabemos que entre esas cuatro paredes no existía el tiempo. Que me gustaría escribir todas las letras de este mundo sobre tu cuerpo y luego cubrirlo a base de besos, de esos en los que dos trozos de esmeralda se clavan en mis ojos y me dicen: "Esta noche tú eres la cena". Que cada vez me dan más ganas de reventar palabras necias en el aire, como quien arroja cuchillos contra un corazón. De subir a tus labios y besar el cielo, mientras tu risa, esa que sabes que me encanta, resuena en los tímpanos de un corazón que querría gritarte al oído que te ama. Que no soy más que esa idiota que te espera cada mañana con la vida en un puño, que bebe de cada sonrisa, que no sabe decir hola al amanecer si no estás a su lado.

Coger el siguiente tren, volver a la salida.

Que me da miedo soltar tu mano y ni si quiera la he cogido. Que no puede haber un mundo más bonito que el que se refleja en tus pupilas, una goma de borrar más efectiva que tu brazo en mi espalda. Que eres la puta causa de unas veintisiete mariposas en mi estómago, el que ha deshecho el nudo de mi garganta, el que ha desterrado toda la ansiedad entre las cuerdas de una guitarra que me devuelve a la salida, al volver a empezar, a querer luchar con una seguridad que hasta me asusta. Que me pierdo en cada cruce de miradas y pinto mi corazón con el rojo de tus mejillas. Que ya no me ahogo en este jodido humo, ni en la última lágrima, ni si quiera en ese "abrazos tan sentidos, aunque lejos de ese tiempo tan perdido". Porque los siento, los siento como si fueran los primeros.
Y con ganas de que si tú quieres... sean los últimos.

Ver la vida sin reloj, y contarte mis secretos, no saber ya si besarte o esperar que salga solo.
Vivir así, yo quiero vivir así. Ni si quiera sé si sientes tú lo mismo.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Arteinsania.

Que soy adicta a la lluvia, a las sonrisas que me venden todas las esquinas que me invitan a olvidarte. Que respiro lágrimas de hielo que solidifican en tus mejillas, que transforman cada mañana de cada martes en un te necesito. Que llevo tatuado en el alma una sonrisa que se resquebraja, que de vez en cuando adora asomarse a un profundo precipicio con la esperanza de que alguien la agarre. Que os tengo a vosotros, y un mar de inseguridades que ahora pueblan mi almohada, recordándome tiempos felices en los que eras tú quien consumía todos y cada uno de los amaneceres.
Suenan las campanas de una vida nueva.

viernes, 29 de octubre de 2010

Aún no me hago a la idea de perderte.

que te echo de menos, que tengo miedo, que no sé a dónde me llevan mis pies, que se acabo el "mi camino y venga metros" porque aquí me planto, porque esto me supera, porque no sé a que agarrarme, porque tengo ganas de que estés, de tus ojos, porque estoy hasta los huevos de las flores, de esa frialdad que nunca te había caracterizado, porque no encuentro las respuestas ya que ni siquiera tengo las preguntas, porque miro al rededor y no estás, porque no tengo más fuerzas...

jueves, 28 de octubre de 2010

Te quiero.

Puede que lo que más eche de menos sean tus ojos. Eran verdes, tan verdes como una pradera en verano, de esas en las que te daban tantas ganas de tumbarte y contemplar el cielo, con sus nubes, y esas pintas azules y amarillas, de ojos de gato, que me taladraban cada vez que me mirabas, con ese nosequé tuyo que parecía decirme: "confío en ti, pero por favor, ten todo ese cuidado que no me atrevo a pedirte". Porque es cierto, porque nunca me lo dijiste. E igual echo más de menos todo lo que no te pude decir, todo lo que no te pude enseñar, todo lo que te he mostrado hoy recorriendo mi vida cogida de tu mano. Que sé que no volveré a llevarte cogido del brazo, ni a sonreírte, ni a oírte decir: "ay mi niña..". Pero sé que ahora estás aquí, conmigo. Y que si el cielo existe estarás en él, con ella, con la luz de tu vida. La que te lleva faltando dos años, los dos años que te ha costado marcharte de aquí y reunirte con ella. Que si te has ido sin mí es porque soy tan fuerte como lo fuiste tú sonriéndome cada día mientras vivías sin ella. Y aún así ahora todo se me pinta gris y tu ausencia es como un eclipse de sol, saber que no volverás a dejarme apoyar la cabeza en tu hombro, que no tendré ni un solo consejo más. Siento haberte llorado hoy, abuelo. Y siento que hayas tenido que verme así, lo siento de verdad. Pero estabas muy frío, y muy pálido. Y tú eras un saco de vida, y sentirte tan frío.. con esa sombra que aún me hiela los labios. Me daba miedo tocarte, por si te rompías. No, no hace falta que lo digas. No te recuerdo así. Pero es duro, abuelo. No sé vivir las Navidades sin ti, y sin la abuela ya era duro. Aunque todo esto ya lo sabes, porque eras tú el que me limpiaba las lágrimas hoy, y era tu aliento el que me susurraba al oído cálmate.
Y si eres aire te irás.. si no estás es porque sabes que todo irá bien, y eso me calma abuelo. Te he dicho adiós. Pero sé que no es cierto.
Te prometo que seré feliz.
¿Sabes? Te habría caído bien. Le habrías querido. Y más viéndome a su lado, tan orgullosa de que él haya decidido estar conmigo, tan sonriente, tan feliz, viendo todo de colores. ¿Entiendes por qué susurraba su nombre hoy? Tú me has dejado gris abuelo, pero él me tiñe de colores. Y sé que su fuerza será la que me levante y haga que tú sonrías desde dónde quiera que estés. Le llevaré a verte abuelo. Y sé que te caerá bien. Y te juro que el día que me case serás tú el que vaya a mi lado, no puedo dejar que sea nadie más. Y sabes que tengo miedo, que me asusta todo lo que vendrá.. pero si me prometes estar a mi lado yo te juro no tener miedo y ser feliz, abuelo.
Te prometo luchar.

martes, 26 de octubre de 2010

Quién.

Su mirada encierra la tristeza. Casi nadie puede verlo. Las sonrisas no son más que una especie de desafío a ese maldito universo que se rió en su cara mientras le arrebataba lo que más quería. Porque el simple hecho de sonreír a las paredes ya hace que vuelque cada gota de mi mísera inspiración en chillarle al mundo que pare, que aquí hay alguien que merece ser feliz más que nadie en esta vida. Que 17 años contienen demasiado sufrimiento como para poder verlo sin cerrar los ojos y dejar resbalar una lágrima, impulsada solo por un reflejo de lo que puede que ella sienta. Que te mereces una lluvia de estrellas. Que no hay nadie que me levante más que tú, y esa sonrisa que puede derribar los muros del caos, de ese que a veces alberga a cualquiera, de ese que nadie excepto tú puede siquiera comprender.
Que entiendo tu sueño. Que tu Taj Majal es mi Roma. Que sé lo que darías por la vida que un día tuviste el atrevimiento de soñar, esa que el puto destino te negó desde el día que abriste la boca y pronunciaste su nombre. Que sé que existe una lucha por levantarte sonriendo cada día, enfrentando a esa vida que me has enseñado a amar. A no desperdiciar lo que tengo. Puedo jurarte que viviré la vida que tú no puedes disfrutar. Que dentro de unos años, tú y ese alguien que llene tu particularísimo vacío, estaréis recorriendo las calles de Roma a nuestro lado.. contándome tu felicidad, tu recuerdo. Nunca, jamás, en la vida olvidaré lo que me has enseñado esta noche. Luchar por lo que quiero, vivir la vida que deseo. Sin que NADA ni NADIE trate de impedirlo.

viernes, 22 de octubre de 2010

Día 1.

Aprendí a vivir contigo, a desgarrar sábanas por la simple pregunta de por qué no dormías a mi lado. Que el estremecimiento de mi nariz no es por frío, si no más bien por fiebre. Que sé leer tus sonrisas, tus ojos, tan verdes como los míos si no estás cerca, que me sé cada gesto, cada roce, cada paso, que sé lo que es tenerte y no tenerte, y no quiero volver a vivir sin saber que al despertar lo primero que veré será tu rostro. Que una vida puede ser poco según dicen algunas letras mal escritas cuando te echo demasiado de menos.
Que Roma soy yo. Que allí se respira mi esencia. Que estoy teñida de cada uno de sus rincones. Que creo que no hace falta que lo diga.

Rome.

Trató de memorizar cada rasgo, cada gesto, cada mirada, dejarlas grabadas a fuego en su pupila para que cualquiera que viera sus ojos se olvidara de que eran verdes. Buscó su boca, sus manos, sus abrazos, buscando sentirle tan cerca que esa sensación perdurara tanto tiempo como él tardara en regresar. Apuró el último segundo del último contacto, el último adiós, con ese nosequé de su voz que le hacía querer escucharle susurrar en su oído cada día, en cada momento, en cada segundo. Apuró la última mirada, y todo su ser fue un estremecimiento que le rompió por dentro. Él se llevaba, sin saberlo, su motivo de sonrisa inscrito en el alma. Las campanas habían sonado casi mortuorias, acompañando cada paso hasta la puerta que en ese momento evitaba que él la viera derrumbarse y echarle de menos, sintiendo en una sola palabra el peso de todo. Sabía que, si estuviera en su mano, aquel viaje lo harían juntos. En su lado de la puerta ella alcanza a oír: "Quizá debiera haberla dejado..". Respira hondo y sonríe. Otra cosa quizá no, pero siempre cumple sus promesas.

jueves, 21 de octubre de 2010

21/10/10

Vestida con tu sonrisa, sintiendo chillar cada poro de mi cuerpo bajo tu contacto. Pintando atardeceres en cada beso e inmersa en una nube que me hipersensibiliza si te tengo cerca. Creyendo tocar el cielo con la punta de los dedos, rompiendo los esquemas con cada roce de tus labios, más cerca del suelo, o de tus caderas, o de ambos, o ese espejo que sabe más de mí que cualquier otro, o esas maneras de hacerme sonreír, jugando con cualquier retazo de mi ser sabiendo de antemano que crearás algo tan tuyo como solo yo misma puedo ser. Porque me faltan las palabras, los gestos, me sobran las ganas de hacerte feliz, de verte amanecer, de despertar en medio de la noche y saber que estás ahí. Porque solo puedo pensar en ti.

domingo, 17 de octubre de 2010

Con K de Kalorías.


Ke parece ke fue ayer cuando una lágrima decidió salir de tus ojos para caer en mis dedos. Ke te juro ke tienes más tinta azul ke sangre, ke se me llena la boca de decir "esa es mi Marianita" kada vez ke te llaman dos párpados asombrados que han leido tus lineas. Ke has crecido, ke te han hecho mujer a base de palos, unos tuyos, otros mios ke me has soportado para ke no me dolieran tanto. Ke parece ke no pero estás más alta, más guapa, y yo más bajita. Ke no sé si llevamos ya unos setenta y parecen asi kameos en forma de novela korta, a veces de amor, otras de sábanas. Ke para bien o para mal sabes el vacío que sigue a un polvo sin amor, conoces más de reventar poesías que de sonreír, te estremeces con los red hot, y de vez en kuando se te eskapa un voilà ke nada sabe de nuestras promesas de más o nuestras intentonas de menos. Ke tienes un angel y la jodida inspiración rondándote las manos, y no sólo eso ( y de lo que más orgullosa me siento ) el korazón a prueba de balas. Te quiero.

sábado, 16 de octubre de 2010

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Me pregunto por qué se acaban los cigarros, por qué se arruga la piel, cuántas pecas tienes, qué estrella de qué constelación decidió que nos conocieramos, si dentro de cuarenta años recordaré tus ojos, por qué me da miedo el infinito y dormir sola, por qué pasa el tiempo, qué es un día, eso de que el cielo debe de ser un instante de placer sostenido, dónde estás, si me escuchas, de qué están hechos los sentimientos, por qué se puede llorar de dolor y de alegría, que diferencia una esquina de otra, cuantas mariposas tengo en el estómago, cómo se deshace un nudo en una garganta, si te gustan los acentos, cuantas rimas tiene tu piel, por qué no se riza el pelo, qué hace que esa cicatriz sea ella, cómo se reconstruye un corazón, por qué se encienden rencores, por qué se apaga la vida.

Tú.

Suspiró. Detrás del cristal empañado de su ventana solo se veía noche. Dejaba que su mano trazara formas sin sentido sobre una hoja en blanco, y se sentía bien. Sonreía sin motivo. Recordaba sus ojos, y se dejaba caer en ellos. Buscaba su olor en su ropa y se acurrucaba en ella, creyéndose a su lado. Hacía un par de horas que el tintineo de las llaves al caer en la pequeña bandejita habían marcado la cuenta atrás en el reloj, contando las horas que quedaban hasta mañana. Hacía horas que él le había dicho: "Párame. ¿Por qué no me paras?" Hacía horas que le había hecho enloquecer de formas que él ni siquiera llegaba a imaginar, habiéndola rozado apenas la piel con la yema de los dedos, con dos palabras dichas al oído de alguien que ni siquiera sabe sobrevivir si no le tiene cerca. Hacía horas que ella se había sentido la persona más feliz del universo abrazada a él. Apenas hace unas horas de..
"-Me jode más irme a mí que a ti, créeme.
-Tranquila. Tenemos muuuuchas noches..
(...)
-Diría algo, pero sería la locura más grande.
-Dilo.
-Tenemos toda la vida.
-¿Y por qué no?"

jueves, 14 de octubre de 2010

Dos mil formas de sentir.

Podría narrarte que he vivido cosas, que he sentido cosas, aunque apenas sea una mínima partícula dentro de algo que es demasiado enorme como para comprenderlo. Podría enumerarte, uno a uno, cada sentimiento, desgranarlo con precisión cirujana, analizarlo, diseccionarlo. Podría explicarte cómo he sentido cada momento en unos 396 días, día más día menos. Cada sensación, cada persona. Individualizar cada átomo abstracto hasta reducirlo a la nada. Pero eso sería ridículo.
Porque también puedo decirte que he besado el cielo y que también he excavado en los hoyos más profundos de la desesperación. Que he vivido suspendida a los pies de un abismo y sin tener nada a lo que agarrarme, con vértigo y una necesidad enfermiza de seguir avanzando hacia el pasado. Que caí, llegué al fondo y, aún no sé bien cómo, volví a subir. Que me mantuve en los niveles seguros, acolchados, protegidos, rodeada de una red de seguridad que me he dejado por el camino, en el último cruce de miradas, entre los límites de mi conciencia y sus ojos. Que conozco lo que es vivir sin ellos y con ellos, y sé la sensación que da creerlos perdidos, y el estremecimiento de cada uno de mis poros si lo pienso. Ese saber que si esta vez caes mueres, que has subido demasiado alto como para aceptarlo, comprenderlo, asumirlo,.. no temerlo. Que ya no está en tus manos, que esta vez no dependes de ti misma. Que dependes de alguien a quien coserías a tu piel.

martes, 12 de octubre de 2010

'




Odio que tengas el puto poder de llevarme del cielo al infierno y viceversa. Odio que puedas manejarme a tu antojo tan solo con un lunar, y siempre termino por dejarte arañarme el pelo. Me revienta a hostias por dentro que prefieras tragarte esa puta lágrima con hiel antes que soltar que sí, que tu también odias esto que llaman mundo, pero te jodes, te levantas todos los días, y pones la mejor de tus sonrisas. Que ya se que sería más fácil pero me gusta salir de tus curvas. Y que no importa si piensa salir el sol, la luna, o la puta madre que parió a todos los astros del cielo para joder la madrugada, si los ciclos cósmicos nos pillan entre sábanas.
- Por favor, quédate.
- Aun puedo quedarme unas horas.
- No, quédate siempre.


Seré toda tuya - decía la jodía -
a cambio, pedía una sola condición:
"cuando el sol asome en tu cama, todo se acabó"

Yo tonto asentí, unas horas contigo me bastan para matar el miedo,
sentir que no temo, ocultar recelo a la oscuridad.

[...]

Sin más se marchó, se llevo su perfume barato, su par de zapatos,
y puso el letrero "Rebajas de enero" en mi corazón.

Asi que así me quedé, en la almohada... apatía, sequía dejo de fianza,
y buscando venganza, culpando a ese gallo grité: ¡Al ladrón!

martes, 5 de octubre de 2010

.

Puedo suspirar ríos de tinta, de esos que corren por sus venas y que nadie excepto ella se atreve a cantar sobre un papel, desafiando a todas las vías de este mundo a decirle que no hay cojones a ser feliz, a gritar un te quiero que hunda el mundo sobre sus cimientos.. esos de fotos sin atisbo de sonrisa, de sentimiento, de una habitación llena de hojas arrugadas intentando contar todo eso de un nosotros que nos dio por olvidar, abandonar, marginar en un cajón de recuerdos en los que a veces el miedo a volver a caer me hace revolver. Meses de rutina teñida de gris y de te odio en los labios. Miedo a volver. Miedo a caer. Miedo a ser feliz. Quizá. Miedo a comprender que eternidad no es algo imposible. Miedo a aceptar que no tengo mi habitual red de seguridad, que no hay fecha de caducidad, que quizá he vuelto a ser yo.. y miedo a asumir que tengo miedo. Miedo a saber que solo sé escribir y gastar vida en esto, en poner una letra tras otra.. expresando todo y nada a la vez.. y venderte mi aroma, y sentir la ilusión, y tirarme en caída libre sin saber qué hay detrás, y sin importarme. Volver a sentirme como cuando sonreía a las farolas, que me decían que que bonito el pelo corto, que que bonita su sonrisa, que que bonitos los besos. Esos que perdí un día, con la eternidad, la capacidad de confiar y las palabras sin sarcasmo. Solo quedan cicatrices.. y malos recuerdos que intentan curarse con el bálsamo de esas risas que creamos ahora.. y con las ganas de dejarme llevar, y de quererle más de lo que haya querido a nadie nunca.

Tener un cúmulo de emociones, de miradas, de tú y de yo convertidos en nosotros. No saber si quiera qué decir, de línes y sueños pintados en colores que en verdad no existen, o en un caos filosófico de apuntes olvidados cuando no sé leer.. solo sentir.

Y 24 horas más tarde, una pregunta. ¿Por qué, si todo era perfecto?

domingo, 3 de octubre de 2010


Qué te voy a decir si no hay droga más dura que tus sonrisas jugueteando con mis dedos, tu piel reflejada en mis pupilas, tu respiración fumándose cada resquicio de dolor que aun queda en mi cuarto. Que te puedo contar, si no hay mejor ritmo que el de tus caderas, Nosotros, así, en mayúsculas, reventando muelles casi tanto como mentiras, como tempestades que tratan de derribarnos, pero, que se jodan, aquí seguimos. Poco más puedo añadir que no sepas de mis ojos, nada que no te haya delatado en cada esquina, en cada encontronazo contra una pared que no es la misma si no eres tú el que me atraca, el que me mueve, el que altera mis latidos hasta hacerse el dueño, de por qué no, cada uno de los cielos que alguna vez cayeron en forma de lágrimas sobre una almohada que te conoce tan bien, que cuando no estás, te extraña. Todas mis letras de mierda se quedan cortas si las comparo con tu boca, con los mordiscos que aunque no lo sepas, llegan hasta el alma misma, que ya es tuya.

No hay nada más duro que la última despedida, ni nada más dulce que verte marchar despacio, calculando al milimetro todos esos pequeños gestos que me vuelven loca.


Joder, si es que no hay nada que se quede más corto que un te quiero, para que sepas, todo lo que, te guste o no, solo tú me haces sentir.

jueves, 30 de septiembre de 2010

...

Resisto barriendo mis pasos sobre un idilio que tirita de frio, que llora de angusta. Apunto las sonrisas que le debo, los adioses que aún duelen, las cicatrices que tengo que coser y las heridas de este amor en carne viva. Lucho por no sé bien qué y vivo de recuerdos que acorazan mis pulmones y rodean de alambre de espino unas venas cansadas de sangrar tinta color azul bic. Juegas a ser estrella del cielo y yo trato de mirarte sin quemarme. Compras mis poros, mis te quieros, mi prosa y hasta mi colchón por un par de comisuras hechas de barro y salitre. Me escondo en un corazón coraza, en una soledad que me mete la niebla en los huesos, en un contigo pero sin mi. En el miedo al adiós y la angustia de sentir esta habitación más jodidamente cuadrada y llena de humo que nunca.
Mierda.

-

27 de septiembre.
Hay días en los que me gusta renovarte las miradas con sonrisas de esas que te hacen estremecer, retorcerte entre mil baldosas que llevan tu nombre grabado. Soñarte y desearte a base de miradas, que deshacen mis rizos entre los amaneceres de mi conciencia, y de la tuya, y de la de nadie. Respirar recién levantada entre las nubes, y dudar, y no sentir más que frío de vez en cuando. Pero joder, tengo alergia al verano. Reflejos de ojos verdes, de ventanas, de locuras y de vida, de hombros caídos y alfombras de esas en las que te tumbas y te dejas hundir en ellas, como si nada importase. Una cama mullida, de plumas. Muerta de ganas de deleitarme tejiendo letras en mi piel, con tinta china que compré un día, y que dejé en un armario, muerta de risa en esa caja que decía: "para cerrar heridas o contar gotas de felicidad, para pintar sonrisas o para esos momentos en los que crees que solo te comprenden cuatro cuerdas y en el techo de tu habitación." En las instrucciones decía algo de usar solo en piel cicatrizada, llena de muescas de vida y de sueños, de caídas de la nube. De no dormir.

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21 de septiembre.
-El alcohol desbordaba esa mirada que a través del ascensor supo desgarrar cada centímetro de mi conciencia, y no tengo excusa desde el momento en que te sonreí. Solo fue una noche, y de ella unas horas, con las sábanas resbalando por tu piel cuando huí con el soplo del amanecer de allí. Quizá despertases con el click de la puerta de tu piso, y vieras ese post-it verde que rezaba un gracias como única respuesta al te quiero que me susurraste. No sé, qué decirte, una más de tantas y una noche en tu almohada, mi olor por compañía, y el abrazo de mi ausencia. Sentirías frío, quizá, y tu cama me odiaría tanto que se negaría a volver a dejarte soñar con mi forma sobre ella al amanecer, tal y como te la encontraste, un día de enero. He roto tantos corazones que ya el mío ni siente. Creo que simplemente quise cobrarme cada lágrima en un corazón nuevo. Decorarías tu casa con frascos embotellados del olor de aquella noche, con cuadros de la forma de mi espalda, que te dejé memorizar hasta que el contacto de tus labios provocó tantos escalofríos como gemidos en tu garganta. Esperé cualquier cosa aquella noche, con esos ojos azul cielo que no sabían hacer más que sonreírme y prometerme todo eso que nunca he querido. No, no recordé tu nombre. Ni quise hacerlo. Y, joder, no es necesario que te lo diga.

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15 de agosto.
Tengo un puto nudo de lágrimas en la garganta, y querría deshacerlo y dejarlas ir, y que fuera lo que le apeteciese al destino, si es que de veras existe. Darle una patada a la autodestrucción y a los remedios caseros que solo hacen crecer la mancha de mi camiseta, trasluciendo a mi alma.. o eso quiero pensar. No sé, a veces querría ver en tu pupila. En cada movimiento descuidado mientras sonríes y me haces tener ganas de comerte a besos, con esa mirada tan endemoniadamente tuya a través de unas gafas que, no falla, tienden a ser mías.
"¿Eres de las que quieren demasiado o de las que no quieren tanto?"
No lo sé, y eso me hace pensar que la superficialidad inserta en mi interior desde antes de nacer crece cada día, pero Ella dice que me arriesgue a querer a aquel que sonreía a los pies del escenario mientras yo sufría mi éxtasis personal entre esas conversaciones teñidas de risas y de esa capacidad de desafinar innata en cada guitarra mal tocada, en cada canción que parto con mi risa a la mitad de Sol.

20!

13 de agosto.
Veinte abrazos más tarde, no me salen las palabras, y quién sabe, rehúyo los besos. Hay quien dice que calientan el corazón, pero tengo la teoría de que el mío tiene un radiador en su interior, y ya sé que odias todas esas cosas que sin embargo te hacen quererme, pero tú sabes que yo sé que los dos sabemos que nada es normal en todo esto.
Él me dice que tengo artrosis en el alma. Tras mucho discutir, vi que era cierto. Desgastada y dolorida, solo quedan cicatrices. Personas que llegan y se van. Pero ella no me ha dejado nada. Y de nada nunca hay restos. Y no sé por qué coño pienso todas estas tonterías si la vida son dos días y el momento de luchar es el ahora y no el pasado. No, no sé cómo me veo en diez años, y los calambres en las uñas colaboran a decirme que ya es hora de mirar y de vivir, y de sentir, y de luchar, y de..

El delirio en ayunas de nuestras intenciones reflejadas en gafas de sol así modernitas...


No tiene nada de especial quedarme sin palabras cada vez que veo tus ojos. Es como cuando ella dice que le ha olvidado mientras le dedica sus lágrimas y su prosa. No sé de qué me extraño. Lo cierto es que me amargan los portales vacíos, el café sin humo o el sol de los domingos posándose en el hueco que deja tu espalda. Pero qué te voy a decir, si sabes más de despedidas en forma de post it que de paseos de la mano por un parque de esa ciudad que nunca conociste. Sentiste camas calientes y corazones helados, pero sin embargo ahora descansas, mientras arrugas papeles casi tanto como poesías, entre cuatro paredes que te están conociendo pero que te hacen sentir vacía.
"Como un polvo sin amor", decías.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Fobias.

Tengo fobia a conjugarte en presente, en pretérito, y a dejarme sonrisas en las cunetas. También al picor de orejas, a los estornudos y a las fotos quemadas. Al sabor del whisky, al de la derrota y al sinsabor. A los cuadros vacíos en la pared, a la pintura nueva y a los vestidos blancos. A las sombras demasiado oscuras, a las piruletas y al dolor de muelas. Al orden, al desorden y a las normas. No me gusta la simetría y tampoco el ritmo. Las elipses me agobian y las pupilas dilatadas me asustan. Los zumbidos me anestesian y hay ciertas sonrisas peores que un puñetazo. Retorcer los átomos es solo un hobby. Y tengo manía a los corazones rotos, a los enteros y a los que no tienen cicatrices. Odio a los que me dicen que la felicidad no es más que un espejismo, y a los que no paran de decir que somos unas niñas, y no tienen ni puta idea de qué siente esta niña.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Nothing.

Me asusta mirar atrás. No por esa ingente cantidad de sonrisas que he perdido por el camino, o que se han caído de mis labios en las cunetas. No por esa fobia a conjugar en pretérito cada latido. Creo que todo eso es tan simple como sencillo de olvidar, no sé, como una voz más alta que otra antes de que las bocas tengan mejores cosas de las que ocuparse que hablar. Supongo que es un poco como pararme a mirar las vías sin sus ojos como aliciente, o eso de que el vodka no sabe igual si no me lo inyectan sus risas. Quizá no sea por los besos de capa caída, ni por la piel trazando corazones VS cervezas. No sé levantar el telón, y me gustan más los teatros vacíos y a oscuras, porque aunque no lo creas aún recuerdo que el reflejo de esa ventana en tu piel solía dejarme ciega, y no sé por qué echo de menos cada susurro en el que me volvías tan loca que quería devorarte la mirada. ¿Ves? Ahora ya estoy inmersa en esa espiral de la que nunca me enseñaste a salir, porque nunca hubo un por si acaso, ni me planteé esas puñaladas entre las costillas, directas a los pulmones, cuando hace demasiado frío y me atormenta el recuerdo de cualquiera de tus cosquillas. Si me pierdo por tus escalones no me lo tengas en cuenta, no es más que el desierto pintado de rojo en borrador, sacándome la lengua como un martes cualquiera. Déjame respirar canciones bañadas en.. ¿pasado? No sé, igual solo es mi locura dándole los buenos días al despertador.
Igual mañana es otro día.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Después de todos estos años...

... sólo me quedan recuerdos que me empachan de melancolía. Sólo sonrisas fingidas, fuerzas de flaqueza que no salen, pocos motivos. Tres o cuatro credenciales que perdí en un tren camino a Madrid, notas que acuchillan mis pulmones, tinta color azul que ni me entiende ni lo intenta. Alguna que otra sonrisa, mil despedidas entre los dedos que me chillan al oído lo que no fue. Lo que no hice. Lo que no di. Lo que no dije. Todo eso que no supiste antes de irte.
Te echo de menos.

J.




Fotos que están ahí para nosotros. Historias de garrafón que retumban entre estas cuatro paredes, que se bañan en el idilio de no sé bien qué verano, que se ríen entre espasmos cuando le cuento a este lápiz todo lo que te echo de menos. Resquicios de un tal vez que me revienta las costillas. Grietas cansadas, párpados oxidados a merced de las lágrimas, quemaduras superficiales que llegan hasta el mismo corazón, rabia contenida en la última respiración que verdaderamente fue tuya. Flores. Canciones que te traen de vuelta, despedidas forzosas, setenta y dos horas extraordinarias, más de un párrafo con tu nombre en las manos. Mil y una razones para decir "yo me planto". Pero sólo una basta para seguir luchando.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Feliz cumpleaños! =D

Lo sabes, odio ver como intentas pintar la felicidad en esa sonrisa cansada que tiene de feliz lo que yo de infiel, y qué decirte, si nos dicen más las miradas que todas las palabras que podamos decir en esa vida que apenas hemos comenzado a andar. Tan jodidamente distintas que era imposible que no termináramos así, de la mano, con nuestras risas afinadas en el mismo tono que el de un imperdible al cerrarse. Que puede que nos juntaran cinco lágrimas y dos litronas, mezcladas con un poquito de seto y siete tardes a la semana, pero que ahora no es más que una clave y la vida por delante, con la misma alegría que cuando miramos ansiosas ese pequeño estante que nos chilla que nos hinchemos a calorías, y recuerda que en Pucela no me tendrás para inyectarte chocolate en vena. No sé, hay quién dice que va un año y quién jura que 500 noches, exudando poesías casi tanto como tardes en el Ninfo y noches en la muralla, o simplemente en ese ir y venir de ideas que a veces nos deja agotadas, y otras con esa sensación de no ser más que una maldita mota de polvo en el universo. No, miento. Dos. Siempre dos. Y quién sabe, quizá pronto seamos tres y no solo sean nuestras firmas las que hagan los deleites de todos esos locos que de vez en cuando se pasan por aquí.. atreviéndose a cruzar en rojo. No es más que la historia de algo tan nuestro que me resulta casi impuro el atreverme a nombrarlo. Podría jurarte que el amor no duele, o qué Love me again no es algo factible, o quizá que si un día lo descubres estaré abajo para recogerte, ya tú sabes. No sé, tú eres esa cosa que me dice de vez en cuando que hay que tener cojones para querer a la persona a la que más echas de menos.
Quiero cumplir otros 18 veranos a tu lado, y a ser posible entre sonrisas de esas que de vez en cuando traemos puestas, como algo innato en un átomo de nosotras mismas. Y lo siento pero la distancia tan solo se limita a la que dista entre nuestros corazones. Y qué te puedo decir, si no hay más que un centímetro entre latido y latido. Teóricamente las dos partes de una misma entidad. Prácticamente Nosotras, léase con énfasis en eso que ambas sabemos. Es decir, todo.
Que ya sé que voy adelantada, pero tú también te ocupaste del desarrollo de la rapidez de curación cuando me sacaste a tirones de cierto precipicio.. aunque me siga gustando asomar la nariz, ya tú sabes.
Qué más puedo decirte si todo es demasiado como para poder vivirlo de otra manera que como nosotras, así, como sin querer, tan simple como un exilio de la realidad.
Que te quiero, pequeño saltamontes =)

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Con D de locura.

Sé que no me llamo Amanda, y que nunca nadie me dedicó una canción. Sé que no eres Manuel, y que tú sí volviste cuando sonó la campana. Que el recodo de los cristales rotos se doblaba de envidia cuando tus ojos me miraban, con esa mezcla de pereza y de amor conjugadas en futuro, o al menos eso creíamos. Nunca pensé que nadie lograra hacerme caminar bajo la lluvia sin que esta me quemara, pero ese día olía a tierra mojada y tu sonrisa era especialmente deliciosa como para andarme con rodeos antes de buscar tus labios. Llevo tu piel escrita en mis manos, y aunque no lo sepas es tu voz la que me acuna cada noche cuando me abandona la luna. Puedo crear calles que solo existan cuando tú las cantes, o esquinas de esas en las que me dejaba atracar a punta de besos, de esos que me prometías taladrando mis Ray-Ban con esa mirada que me pedía a gritos un te quiero o un me estás enamorando. Pero decirlo haría que fuera real. Ya me conoces, ella me enseñó que fumarse los miedos es más económico que eso de sufrir, y lanzo besos a la nostalgia, empujando como sin querer notitas pintadas de gris bajo su puerta, reclamando una tregua entre mis sábanas para poder respirar algo que no fuera el humo de tus pulmones. La punta de mis tacones se tiñó de rojo aquella vez que me hiciste perderme por tu laberinto personal de inecuaciones sin resolver, de idas y venidas entre un gin tonic y un voilá, y mil y una sensaciones de apoplejía en el aire teñido de azul. Nirvana se fundía con Can't Stop mientras yo miraba al techo, ese que tú pintabas de colores cada noche en mis pupilas. Sí, Can't, con C mayúscula. Lo siento, pero a veces no es verdad eso de que querer es poder. No si llegas tarde.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Salamandra.

Qué te voy a contar, si no hace falta ni juntar dos letras para que sepas que sí, que estoy aquí sentada, intentando que mis miedos se consuman casi tan rápido como este cigarro, y mira que lo siento. Ya se que me imaginas dejando que el humo salga de mis pulmones, escondiéndome en esa masa anónima de nicotina que de vez en cuando me consume. Si basta una mirada, un imperdible, o quién sabe, una púa, para que sepas de sobra qué me muerde la conciencia, qué me acuchilla el corazón, con qué recuerdos he borrado las heridas esta vez, o que he tachado este párrafo cuatro veces pero, joder, sigue sin sonarme bonito.
Conozco tus pupilas cuando piden a gritos que le eche huevos, nada es más cálido que tu mano cuando me hace desandar los pasos que me llevan al ultimo precipicio donde de vez en cuando, me da por pintar corazones.
Que "se la cara que pones cuando te dejas ser completamente" Nosotras, así, con mayúscula y todo. Y la sonrisa que sigue a "venga va, pásame el boli y el cuaderno, que yo lo sigo".
Y no te ha hecho falta ni si quiera cerrar los ojos para conocer el gesto que ha seguido al último abrazo, para sentir esta habitación llena de humo, para escuchar el resquebrajar de la última calada que sí, que la he apagado con agua, y qué quieres que le haga, si Deltoya está sonando y no veas como retumba, casi al son de un par de latidos que, típico, pero cierto, buscan los tuyos.
Que jodía. Cómo me compras. Pero qué te voy a decir, si sabes de sobra que todo esto se reduce a un: c´est la vie.
Y que voy a terminar con un: ¿quieres verla conmigo?
Te quiero.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Ella.


Sonreí cuando vi la púa. Narraba historias de notas cortadas entre tardes de raíles, o de sonrisas, o a saber de qué. De sonrisas, o quizá de medias de esas que bañamos entre todas las tristezas que exudamos con cada calada de esas miradas que gritan que sabemos quiénes somos. Pero que lo sabemos juntas. Que no era solo la púa. Ese imperdible que atrapé entre mis dedos, entre los recuerdos de tu día y el olor del mío, demasiado cercano como para haberlo olvidado todavía. Da igual que no sea el mismo. Sigue siendo nosotras, tú y yo, y lo siento, pero a cada palabra pierdo las musas. Las sustituyes tú, pequeña. Has crecido. Sí, sí, ya lo sé, la enana soy y siempre he sido yo. Pero te vas. Y mientras te abrazo, con las lágrimas apunto de saltar, te oigo decir: "¡Que no me voy a la guerra chicaaaas!" Ya lo sé. Pero para mí es lo mismo que dejarte saltar al vacío sin paracaídas. Pero tú me lo has dicho tantas veces.. "¡Déjala volar libre, que se caiga, que se hostie, que aprenda! No es no quererla, es dejarla vivir." Te toca.
Pero no creas que me quedo atrás.
Dame dos años y me tendrás en tu cuarto sin dejarte estudiar a Carlos III, ni encontrar tus apuntes entre mis gilipolleces de periodismo, o de psicología, o de aeronáutica. O de lo que nos depare el futuro.
Solo sé una cosa.
Que estaremos juntas.

jueves, 2 de septiembre de 2010

'

Me apoyo en ti porque no puedo, porque las riendas pesan demasiado como para poder tirar ahora de ellas. Te necesito a cada instante, trato de ocultar esta epatía, resguardarme en ese jodido caparazon que lágrima a lágrima he construido. Qué coño te voy a contar, que no sepas ya de mis ojos, si una jodida mirada basta para que leas hasta el último resquicio de mi mente y en el fondo, sabes que no lo odio. Me consumo entre cigarros, agoto la angustia en el último trago de esta cerveza que puede que no sepa igual que ayer. Vivo, o sobrevivo en una jaula de asfalto, hierro y corazones rotos. Te huelo entre canciones que me recuerdan lo que pudo ser, que me presentan a la soledad misma como si tratara de llamar a mi puerta para engañarme, para decirme que así todo es mejor, más ocre, sí, pero con más sentido. Le cuento a este imperdible crónicas y crónicas de una marcha tan inesperada, de un adios que para nada era anunciado. Te siento entre un montón de recuerdos que hacen que de una forma u otra mi corazón me cuente que sigues aquí, como siempre, cuidandome. Te escribo, y aunque no lo leas, lo hago porque sé que así, aún te mantengo vivo.

domingo, 29 de agosto de 2010

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"Que no quiero ni imaginar qué sería de mí si un día no estuvieras aquí para decirme todo va bien."

No te escondes en condicionales. No huyes de mis pequeñas trampas en la ciudad. Simplemente, por muy poca coherencia que tenga todo aquello, no sigues aquí.

viernes, 27 de agosto de 2010

Título.

Sólo cuando pasé delante del espejo comprendí que estaba equivocada, que mi reflejo ya no era un nosotros, solo un yo. Habían caído las hojas y lo que un día fue nuestro lugar se cubrió de ellas, quizá intentando evitar la vergüenza de vernos así, tan jodidamente fríos y desamparados que no encontraba nada con que calentar mi corazón. Sonaban las siete y yo seguía quieta, en mi cama, entre las sábanas que me acogían, amorosas, cuando hasta ellas averiguaban que mis ojos no eran capaces de seguir conteniendo todo lo que significas. En esos momentos trato de huir, con más ahínco y menos éxito, de tu recuerdo. Y es que no sé, pero amartillo mi conciencia y algunos días me revuelco en el fango solo con recordar tu sonrisa cuando me veías allí, aterida de frío entre la nieve que cubría los tejados, solo por verte. Creo que siempre pensé que todo era un punto y coma, que le seguía una tercera o cuarta parte, que era indestructible. Que no pondrías ese punto final de tu felicidad con ella. Aún me cuesta comprenderlo, como si las palabras no tuvieran sentido en realidad.
Ya no me quieres.
Tiene que ser eso, y a la vez es tan doloroso que no quiero pensarlo, saberlo, intuirlo,.. oírlo. No quiero conjugarte en pretérito, prefiero alargar indefinidamente eso de buscarte dentro de los condicionales, pese a saber que no estás allí.

No.

Él bajó la vista, dejándola hablar.
-Relájate. Sólo era una deuda pendiente entre aquellas dos balas y mi alma, como el silencio del superviviente de la ruleta rusa. No te lo negaré, y tú lo sabes. Te busqué entre lunas del color del pergamino, entre las calles retorcidas que hicieron de ti y de mí un nosotros, más claro y perfecto que el más sincero y puro de los te quiero que te susurré al oído aquellas veces que fue cierto que me amabas, aunque el cigarro se sustituyera por un trago de vodka entre ladrillos. Sabes que añoré que me cantaras cada tres de picas cuando no podía dormir, o el placer de saber que cuando mis dedos rozaban las cuerdas de cualquier desgraciada guitarra que cayera en las redes de mis manos, eras todo mío. Todo aquello que hacían los amantes y que tú me negabas, entre esa sonrisa tuya que hilaba mis pensamientos, y todo aquellos que nos hacían diferentes, porque era tan tuyo y tan mío, tan poco nuestro, que me hacía arder la mirada. Desgarré cada instante buscándote en cada callejón de la ciudad. Se perdió, te perdiste entre recodos de meses que de reales dolían. Ahora respiro tu miedo como si del mejor afrodisíaco del mundo se tratara.
-Tu sinceridad me asusta.
-No. Simplemente no soy tuya.

Sigo aquí...

...echándote de menos.

martes, 24 de agosto de 2010


La magia que fluye de tu boca a la mía y de mis entrañas a mis dedos transformada en una tinta azul que nada tiene que ver con tu ánimo, ni con tus mejillas, ni con nada de nada porque no existe la palabra que defina tu perfil tan bien como la foto que guardo en mis adentros. No hay acentos para tus poros, para el olor que parece tragarse los fantasmas de mi habitación cuando cruzas de un lado a otro observando las paredes, cada pequeño letrero que en realidad te demuestra que cuando te tengo encima no sólo abro las piernas sino también el corazón. No caben comas, ni si quiera un par de diéresis que como obscenas me recuerdan la cara que pones cuando tienes sueño, cuando dejas aflorar esos pequeños gestos que te hacen ser tú y que se basan en primeras impresiones que me parece haber visto antes, creo que por todo lo que he soñado contigo. Mi etimología se basa en tus caderas y hablar de sintaxis supone analizar tu cuerpo con mi lengua. No quedan vocales y cuando le hablo de ti a mi lápiz solo sabe escribir puntos suspensivos. Infinitos suspensivos que hablan de nosotros y a los que espero, el corazón que lo mueve, nunca permita dejar caer esa lágrima.

Mi corazón ha decido vivir en los cajeros. Se sienta en cada cruce de caminos, en cada esquina que le tiende la mano para decidir si luchar por lo que es suyo o continuar en un cada día más incierto kilómetro cero. Mis venas resaltan, casi hasta desgarrar la piel, como a cada resquicio de tu olor y más que por mi corazón buscando el tuyo. Escribo sólo cuando pienso en ti y eso es lo que me asusta: la autodestrucción, la epifanía, que ni contigo ni sin ti, el sinsabor de la derrota que aún continua retorciendo el espejo. Puedo probarte en cada gesto y electrocutarte las cosquillas y por qué no, en fin, tú ya lo sabes, fingir que todo da igual hasta con las persianas bajadas. La sinrazón, el sinsentido de mis pupilas reflejadas en las tuyas. El miedo al "todo eso de que el puede llegar a ser ese único puto motivo": tu mano, mi mano.
Un mundo que me pide a gritos luchar.
Pero sólo si es contigo.

Toi.


Duele ver todos los recuerdos y sentimientos volcados en eso, en un intento de parecerse a mí y curarte por dentro, aunque sepas que ahora me huyes en la ciudad por miedo a que rompa esa pequeña lámina de papel que has creado en estos meses. Dicen que ahora me dedico a desgarrar las noches a base de sonrisas bañadas en esa extraña mezcla de lágrimas y alcohol, pero no debes creerles, no pasa nada en verdad, tan solo que me falta tu sonrisa a escasos centímetros de mi piel. Cerca hasta enloquecer, que diría él. Como un polvo sin amor, contestaría yo. Descubrí la diferencia entre follar y hacer el amor, y se trata tan solo de que en uno de ellos necesitas el cigarrito de después. Podemos ponernos melancólicos y terminar el día mirando un anochecer más y con un suspiro, pero le he cogido el gustillo a sonreír a las paredes mientras hago como que no siento el despertar de ese gen nocturno que me hace buscar la ciudad y la muerte en un éxtasis de sentimientos, antes de volver a encerrarlos en esa jaula que olvidaste abrir. Podría decirte que el corazón bombea tu nombre, pero sería mentirte. Otra historia es que mi sangre te busque como si de mi particular heroína te trataras. En resumen, que si le preguntas a los bares, sabrás dónde te espero.

lunes, 23 de agosto de 2010

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Como esas pequeñas cosas que están ahí para nosotros, recordándonos que el pasado no suena tan así, tan triste, y que en un corazón es relativo siempre que tenga quien lo haga latir.
Basta un sólo gesto que descubre un millón de pequeñas escenas que nos recuerdan cómo eramos o cómo solíamos pensar eso de "mírale, y si puedes, no te pierdas en sus ojos". Todo ha cambiado tanto que parecen dos vidas diferentes, como un cameo en forma de novela corta, relatos de ciencia ficción que sólo a veces tienden a terminar bien.
Todo parece así, tan lleno de letras que me empiezan a hacer creer que es verdad, que no te has ido.
Que tiendes a delatarte entre pequeños gestos que, como tú sabes bien, me llenan.

jueves, 19 de agosto de 2010


Estoy aquí, soy un puto saco de inseguridades que creeme, te echa de menos. No tengo ni puta idea de caminar, me recuerdo a la niña que se esconde en su rincon, que reniega del mundo por el miedo al dolor, a la soledad, al sufrimiento. No sé donde cojones estás, pero dime, por qué coño te has ido. Ayúdame, sacame de toda esta mierda, dame la fuerza para seguir adelante, por ti, por mi, por todos. Te has marchado, te has marchado y esas palabras retumban en mi cabeza como queriendo imponerse a un corazón que aún sostiene que no es posible. Que tú no estás debajo de todas esas flores y mucho menos eres un pedazo de cerámica con tu nombre. No. Te busco. Te busco entre un monton de miradas que no me llenan una mierda, me ahogo en el ultimo vaso que baño con temores, las paredes de este bar parecen comerme de vez en cuando. Te echo de menos. Te necesito a cada paso que doy, cada tarde de domingo, cada miércoles. Te necesito aquí cerca, como cuando era una enana que se subía a tus hombros para ver entre la gente. Escribo. Escribo letras vacías que nada tienen que ver con mi ánimo. Páginas y páginas de mentiras en primera persona.

Lloro, porque fuiste demasiado grande. Porque no estás y tu ausencia me revienta por dentro las entrañas y me araña el corazón como si de un cristal punzante se tratara. ¿Por qué? Sólo dame un puto motivo, una razón que justifique toda esta mierda. Dime por qué coño quiero pensar que estás aquí, no muy lejos, sentado al lado mia en este jodido sofá y mírandome. Sé que no te gustaría ver esto. Que no te gustaría observar a la que practicamente era tu pequeña niña convertida en un intento de adulta bañada en un mar de lágrimas, en un no sé bien cómo ni por qué pero no aguanto. Qué somos sino recuerdos.

Te juro que a mi no me vale. Que no me vale toda esa mierda que la sociedad me quiere imponer. Que recuerdo este jodido mes y ahora es gris y ni dios va a poder cambiarlo. Tecnicismos, qué dolor ni que hostias. Duele perder un brazo, o un dedo. Pero esto no duele, esto abrasa. Es casi fuego.

Me hago la dura. Me hago la dura por ti, por todos los momentos. Obligo a mis piernas a seguir, a continuar por un camino más incierto desde que has partido. Te pienso. Te pienso constantemente porque así te mantengo vivo. Porque todo lo que te quise y quiero no puede reducirse a un cuerpo.

Limpio las lágrimas que retuercen el espejo, sonrío, finjo que soy feliz dentro de este infierno. No le cuento a nadie todo lo que duele conjugarte en pretérito.

martes, 17 de agosto de 2010


Sé que se perdió esa mania de contar lunares cuando las pesadillas nos invadían. De esas que tú huías cuando las veías venir, entre mi piel, a jirones deshechos de eso que ahora has compartido con ella. Entre los susurros muertos de mil chupitos que nos llaman, golosos, buscando quizá ese nosotros escondido entre mil miradas que no quieren cruzarse, y entre cada rumor que llega a mis oídos y me hace sonreír aunque muera por dentro. Y todo se calma y yo respiro, buscándote en cada gramo de humo que no se medir, solo a ojo, entre risas y ese chs escondido entre hierbajos. Tardes ocultas entre los pliegues del tiempo que nos dicen que volvamos a vivirlas, disfrazadas con nuestras risas elevadas al nivel intrapersonal, y mil palabras dichas sin que tengan sentido y sin buscarlo, y mil hechos viviendo sin tocar el suelo, en ese mundo unilateral al estilo tiovivo, entre vosotros, o al menos así fue hace un tiempo. Viviendo el hoy, el ayer y el mañana entre las paredes de un viejo bar, que parecían caer sobre nosotros aunque en verdad no lo hicieran, y no me creáis cuando juro echaros de menos a no ser que lleve tres copas de más y un par de caladas, de eso que en su momento llamamos felicidad.

jueves, 12 de agosto de 2010

In memoriam

No vengo a escribir qué se me pasa por la mente porque estoy segura de que en estos momentos Él lo sabe mejor que nadie. No han pasado ni tres días y por aquí ya te echamos todos mucho de menos.¿Sabes? Me hubiera gustado decirte lo importante que eras para mi. O simplemente haberte dado un abrazo. Y no puedo. No puedo y quiero que sepas que estoy aquí, sola, que tengo miedo. Que se me hace raro ir a verte al fondo a la izquierda y que estés donde estés para mi nunca te habrás ido.
Porque tengo la jodida suerte de haberte conocido, y por ello derramo lágrimas que merecieron y merecen la pena.
No te estás perdiendo nada, caras tristes, ya sabes. Algunos se maquillan con el humo de un cigarro, otros miran al vacío y otros no podemos contener las lágrimas.
No sé que decir, no pretendo que esto suene bonito. Solo quería que supieras que aunque nunca te lo dije en vida, te necesito. Que aunque no vayas a grabar mas CDs, ni vayamos a escuchar contigo de nuevo "que lo malo sea hoy", entre todos te mantendremos vivo.
Al menos en nuestros corazones, que se han tornado grises desde que has partido.
Me habría gustado que vieras cuanto hemos crecido...

"Las buenas personas se van antes.
La vida es como una cárcel, cuando cumplimos nuestra condena, tenemos que partir."

martes, 10 de agosto de 2010

Y ese punto final que no sé poner.

Porque algunos días hundirme en tus ojos era salir de la absurda irrealidad en la que acostumbro a renacer cada amanecer, y ese nosequé de tus mejillas era como un gancho a mi alma. La ceniza de ese cigarro en pantalones cortos que dejé bajo la lluvia me sigue torturando, aunque ya no quede ni la mitad del ave fénix de aquella tarde. No existen olores en mi cama cada anochecer, y quizá sea porque tampoco existen siquiera en mi piel cuando cruzo corriendo tu calle, tras las luces rojizas de un autobús. No sé, quizá me recuerde a esa sensación que te producen unos tacones al correr sobre la lluvia, aliñada con tus risas y las de la ciudad entera, porque volver a casa mientras sientes caer la lluvia enamora, y ese examen de Historia del que ni siquiera me acuerdo, y la sinfonía número dos de aquel día de noche. Y buscar una mirada en tus ojos, no sé, era ya por costumbre y por ganas de sentir, aunque conozcas, a desgracia, la sensación del hielo en pleno Agosto, las miradas huidizas de esa persona que es ELLA, con mayúsculas.

sábado, 7 de agosto de 2010

Psché!

De esos días que sueñas con no soñar
y con poder reventarte el corazón a base de palabras, sin piedad.
Con la sonrisa puesta, como la camisa, y una mirada que dice
algo como que no te quejes, lo de ella sí era dolor.
Y puede que me amargue la pena
que me llene de moratones el cuerpo a base de ostias
de esas que luego no puedes contar porque no son de recibo
dentro de una sociedad que se autodestruye
sin ser capaz de echar la vista atrás,
o una mano a cada corazón que queda atrapado entre los raíles
a la espera de que cada conversación vuelva a renacer.
Proyectando y viviendo, con tu sonrisa por abrigo
y una litro por abrazo, en un aquí estoy
y a ver quién tiene cojones a echarme.
Que yo soy yo y me gusto, y a ti no
y lo sé, y no hacen falta explicaciones, ni miradas
que huyen cuando los rizos no son suficiente
para esconder las mentiras al pasar
a mi espalda, como la droga por tus venas,
que solo tenemos en común a Ella y esa sangre blanca,
que normalmente dicen vodka,
destrozando las ventanas de nuestra conciencia a puñetazos.
Y ese ser tú y ser demasiado como para compartirlo con nadie
y saber que te diría tantas cosas que no sé ni poner la primera m
de cada hola sonriendo.
En un venga lo que venga, y ese click
y sorpresa, y que eres parte intrínseca de mí.
Y que no queda bonito, ya lo sé,
pero escribir sobre ti es firmar una sentencia
y atarme a tu piel, y no te rías
pero la última vez me costó 500 gomas
borrar tu olor de mi colchón.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Día a día trato de librarme de los estereotipos. No sé, y tampoco busco un par de credenciales,
todo lo que escribo es pura catarsis.
Borro, no paro de borrar un montón de letras que se confunden,
que suponen un contrato entre mis deseos y los de la realidad,
que nada tienen que ver con mi pragmática aunque estén en primera persona.

Me gusta ir de aquí para allá,
mandarlo todo al carajo aun a riesgo de rasgar vestiduras.
Me sabes a tequila y a Gardel y me dueles tanto que cortas.
Vivir, vivir en el amplio sentido de la palabra, consiste en los arañazos,
en el pelo de recién follada.
En ese no sé como ni por qué y ahora estás en mi cama.
Joder.

Por todas partes huele a alquitrán y ellos
juegan a dormir nuestros sueños con pelotas de goma.
Aislada, vivo aislada de la esfericidad de la tierra tanto física como mentalmente
y hasta tal punto que no soy capaz de seguir mi rastro,
de quitarme esos pantalones que tanto me gustan
mientras repites constantemente como si fuera una secuencia matemática,
las cuatro palabras mágicas que nadie sabe.

Te guardo secretos que saltan a la vista,
y a veces si me pillas de buen humor te como a almohadazos:
"Por una regla de tres básica, hoy el mundo debería ser más precioso que nunca".
Pero miras al rededor con la misma insatisfacción,
con tan pocas ganas que te vuelves gris, puro humo.
.

Crecer.
Crecer cerca de unas vías muertas que nada tienen que ver con un alma
y ver trenes y trenes que pasan y por todas partes gente, y por todas partes polvo.
El Exilio.
Así se llamaba.

Felices.
Felices porque ahora lo intentamos,
y todo parece así tan touchemente hablando demasiado hermoso.
No sé, ¿por qué no?.
El pinta, ella escribe, el toca, ella sonríe tímidamente a los flashes.
Desde que vamos de mezcladores de acentos las cosas han cambiado. Sí, ya se que no rima.
Nunca seré Sabina, y menos en el segundo trago.
Pero me jodo.
Me muerdo los labios, recojo las lágrimas que retuercen el espejo.
Y sigo caminando.







martes, 3 de agosto de 2010

Bics.


Observé aquella fotografía y al principio no lo reconocí. Había crecido, y junto a él veía un café. Sonreí. Siempre criticó mi afán a la cafeína. Me lo decía una y otra vez, susurrándolo en mi oído, arrebatándome el vaso de café vacío de las manos, tan frías las mías, como siempre. Se me hacía extraño volver a pensar en él. Ahora no tenía que preocuparme por contener el dolor, se había convertido en algo innato en mi cuerpo, tan simple como el hecho de respirar. No me aterraba volver a verle. No me daba miedo enfrentarme a sus ojos.. me daba miedo que volviera a acuchillarme su olor, que volviera a sonreírme a quemarropa, volver a quererle, volver a sentirle, darme cuenta de que no quiero olvidarle. En el fondo sí. Me daba miedo volver a verle. Me paralizaba la sola idea, aunque a la vez hacía que mi corazón palpitara como queriendo escapar de mi pecho y correr hacia él.. volver a casa. Cerré los ojos. Estar allí era un error. Verle era un error. Encontrar aquellas llaves había sido un error. El portazo fue el punto final de todos los años en puntos suspensivos.