sábado, 2 de junio de 2012

Rememberando.

Cuenta ya más de año y medio desde la última vez que eché de menos un beso de unos labios que no fueran suyos. Desde la última vez que rompí cristales con sonrisas fingidas que cantaban más desafinadamente que mi propia voz. Más de año y medio desde la última borrachera por amor (es decir, para olvidar), más de año y medio de placeres y burbujas, solo, solo, para nosotros.
Más de año y medio de mis últimas frases con agujas y dolores, de la inspiración acusada en forma de arrebatos y nudos en la garganta. Porque ya no escribo frases memorables, por aquello de que la inspiración se acopla al corazón, y demuestro más de lo que digo.
Ya no puedo hablar de almohadas con olores que maten, ni de sábanas frías, ni de paredes vacías, ni de polvos sin amor, ni de arañazos en la espalda que te maten más de remordimientos que de dolor al despertar. Ya no existen los corazones rotos, ya no me pierdo entre calles revolcando el corazón en el fango.
Ahora sé que nunca estuve enamorada, solo de él. De él. Única y locamente.