viernes, 29 de octubre de 2010

Aún no me hago a la idea de perderte.

que te echo de menos, que tengo miedo, que no sé a dónde me llevan mis pies, que se acabo el "mi camino y venga metros" porque aquí me planto, porque esto me supera, porque no sé a que agarrarme, porque tengo ganas de que estés, de tus ojos, porque estoy hasta los huevos de las flores, de esa frialdad que nunca te había caracterizado, porque no encuentro las respuestas ya que ni siquiera tengo las preguntas, porque miro al rededor y no estás, porque no tengo más fuerzas...

jueves, 28 de octubre de 2010

Te quiero.

Puede que lo que más eche de menos sean tus ojos. Eran verdes, tan verdes como una pradera en verano, de esas en las que te daban tantas ganas de tumbarte y contemplar el cielo, con sus nubes, y esas pintas azules y amarillas, de ojos de gato, que me taladraban cada vez que me mirabas, con ese nosequé tuyo que parecía decirme: "confío en ti, pero por favor, ten todo ese cuidado que no me atrevo a pedirte". Porque es cierto, porque nunca me lo dijiste. E igual echo más de menos todo lo que no te pude decir, todo lo que no te pude enseñar, todo lo que te he mostrado hoy recorriendo mi vida cogida de tu mano. Que sé que no volveré a llevarte cogido del brazo, ni a sonreírte, ni a oírte decir: "ay mi niña..". Pero sé que ahora estás aquí, conmigo. Y que si el cielo existe estarás en él, con ella, con la luz de tu vida. La que te lleva faltando dos años, los dos años que te ha costado marcharte de aquí y reunirte con ella. Que si te has ido sin mí es porque soy tan fuerte como lo fuiste tú sonriéndome cada día mientras vivías sin ella. Y aún así ahora todo se me pinta gris y tu ausencia es como un eclipse de sol, saber que no volverás a dejarme apoyar la cabeza en tu hombro, que no tendré ni un solo consejo más. Siento haberte llorado hoy, abuelo. Y siento que hayas tenido que verme así, lo siento de verdad. Pero estabas muy frío, y muy pálido. Y tú eras un saco de vida, y sentirte tan frío.. con esa sombra que aún me hiela los labios. Me daba miedo tocarte, por si te rompías. No, no hace falta que lo digas. No te recuerdo así. Pero es duro, abuelo. No sé vivir las Navidades sin ti, y sin la abuela ya era duro. Aunque todo esto ya lo sabes, porque eras tú el que me limpiaba las lágrimas hoy, y era tu aliento el que me susurraba al oído cálmate.
Y si eres aire te irás.. si no estás es porque sabes que todo irá bien, y eso me calma abuelo. Te he dicho adiós. Pero sé que no es cierto.
Te prometo que seré feliz.
¿Sabes? Te habría caído bien. Le habrías querido. Y más viéndome a su lado, tan orgullosa de que él haya decidido estar conmigo, tan sonriente, tan feliz, viendo todo de colores. ¿Entiendes por qué susurraba su nombre hoy? Tú me has dejado gris abuelo, pero él me tiñe de colores. Y sé que su fuerza será la que me levante y haga que tú sonrías desde dónde quiera que estés. Le llevaré a verte abuelo. Y sé que te caerá bien. Y te juro que el día que me case serás tú el que vaya a mi lado, no puedo dejar que sea nadie más. Y sabes que tengo miedo, que me asusta todo lo que vendrá.. pero si me prometes estar a mi lado yo te juro no tener miedo y ser feliz, abuelo.
Te prometo luchar.

martes, 26 de octubre de 2010

Quién.

Su mirada encierra la tristeza. Casi nadie puede verlo. Las sonrisas no son más que una especie de desafío a ese maldito universo que se rió en su cara mientras le arrebataba lo que más quería. Porque el simple hecho de sonreír a las paredes ya hace que vuelque cada gota de mi mísera inspiración en chillarle al mundo que pare, que aquí hay alguien que merece ser feliz más que nadie en esta vida. Que 17 años contienen demasiado sufrimiento como para poder verlo sin cerrar los ojos y dejar resbalar una lágrima, impulsada solo por un reflejo de lo que puede que ella sienta. Que te mereces una lluvia de estrellas. Que no hay nadie que me levante más que tú, y esa sonrisa que puede derribar los muros del caos, de ese que a veces alberga a cualquiera, de ese que nadie excepto tú puede siquiera comprender.
Que entiendo tu sueño. Que tu Taj Majal es mi Roma. Que sé lo que darías por la vida que un día tuviste el atrevimiento de soñar, esa que el puto destino te negó desde el día que abriste la boca y pronunciaste su nombre. Que sé que existe una lucha por levantarte sonriendo cada día, enfrentando a esa vida que me has enseñado a amar. A no desperdiciar lo que tengo. Puedo jurarte que viviré la vida que tú no puedes disfrutar. Que dentro de unos años, tú y ese alguien que llene tu particularísimo vacío, estaréis recorriendo las calles de Roma a nuestro lado.. contándome tu felicidad, tu recuerdo. Nunca, jamás, en la vida olvidaré lo que me has enseñado esta noche. Luchar por lo que quiero, vivir la vida que deseo. Sin que NADA ni NADIE trate de impedirlo.

viernes, 22 de octubre de 2010

Día 1.

Aprendí a vivir contigo, a desgarrar sábanas por la simple pregunta de por qué no dormías a mi lado. Que el estremecimiento de mi nariz no es por frío, si no más bien por fiebre. Que sé leer tus sonrisas, tus ojos, tan verdes como los míos si no estás cerca, que me sé cada gesto, cada roce, cada paso, que sé lo que es tenerte y no tenerte, y no quiero volver a vivir sin saber que al despertar lo primero que veré será tu rostro. Que una vida puede ser poco según dicen algunas letras mal escritas cuando te echo demasiado de menos.
Que Roma soy yo. Que allí se respira mi esencia. Que estoy teñida de cada uno de sus rincones. Que creo que no hace falta que lo diga.

Rome.

Trató de memorizar cada rasgo, cada gesto, cada mirada, dejarlas grabadas a fuego en su pupila para que cualquiera que viera sus ojos se olvidara de que eran verdes. Buscó su boca, sus manos, sus abrazos, buscando sentirle tan cerca que esa sensación perdurara tanto tiempo como él tardara en regresar. Apuró el último segundo del último contacto, el último adiós, con ese nosequé de su voz que le hacía querer escucharle susurrar en su oído cada día, en cada momento, en cada segundo. Apuró la última mirada, y todo su ser fue un estremecimiento que le rompió por dentro. Él se llevaba, sin saberlo, su motivo de sonrisa inscrito en el alma. Las campanas habían sonado casi mortuorias, acompañando cada paso hasta la puerta que en ese momento evitaba que él la viera derrumbarse y echarle de menos, sintiendo en una sola palabra el peso de todo. Sabía que, si estuviera en su mano, aquel viaje lo harían juntos. En su lado de la puerta ella alcanza a oír: "Quizá debiera haberla dejado..". Respira hondo y sonríe. Otra cosa quizá no, pero siempre cumple sus promesas.

jueves, 21 de octubre de 2010

21/10/10

Vestida con tu sonrisa, sintiendo chillar cada poro de mi cuerpo bajo tu contacto. Pintando atardeceres en cada beso e inmersa en una nube que me hipersensibiliza si te tengo cerca. Creyendo tocar el cielo con la punta de los dedos, rompiendo los esquemas con cada roce de tus labios, más cerca del suelo, o de tus caderas, o de ambos, o ese espejo que sabe más de mí que cualquier otro, o esas maneras de hacerme sonreír, jugando con cualquier retazo de mi ser sabiendo de antemano que crearás algo tan tuyo como solo yo misma puedo ser. Porque me faltan las palabras, los gestos, me sobran las ganas de hacerte feliz, de verte amanecer, de despertar en medio de la noche y saber que estás ahí. Porque solo puedo pensar en ti.

domingo, 17 de octubre de 2010

Con K de Kalorías.


Ke parece ke fue ayer cuando una lágrima decidió salir de tus ojos para caer en mis dedos. Ke te juro ke tienes más tinta azul ke sangre, ke se me llena la boca de decir "esa es mi Marianita" kada vez ke te llaman dos párpados asombrados que han leido tus lineas. Ke has crecido, ke te han hecho mujer a base de palos, unos tuyos, otros mios ke me has soportado para ke no me dolieran tanto. Ke parece ke no pero estás más alta, más guapa, y yo más bajita. Ke no sé si llevamos ya unos setenta y parecen asi kameos en forma de novela korta, a veces de amor, otras de sábanas. Ke para bien o para mal sabes el vacío que sigue a un polvo sin amor, conoces más de reventar poesías que de sonreír, te estremeces con los red hot, y de vez en kuando se te eskapa un voilà ke nada sabe de nuestras promesas de más o nuestras intentonas de menos. Ke tienes un angel y la jodida inspiración rondándote las manos, y no sólo eso ( y de lo que más orgullosa me siento ) el korazón a prueba de balas. Te quiero.

sábado, 16 de octubre de 2010

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Me pregunto por qué se acaban los cigarros, por qué se arruga la piel, cuántas pecas tienes, qué estrella de qué constelación decidió que nos conocieramos, si dentro de cuarenta años recordaré tus ojos, por qué me da miedo el infinito y dormir sola, por qué pasa el tiempo, qué es un día, eso de que el cielo debe de ser un instante de placer sostenido, dónde estás, si me escuchas, de qué están hechos los sentimientos, por qué se puede llorar de dolor y de alegría, que diferencia una esquina de otra, cuantas mariposas tengo en el estómago, cómo se deshace un nudo en una garganta, si te gustan los acentos, cuantas rimas tiene tu piel, por qué no se riza el pelo, qué hace que esa cicatriz sea ella, cómo se reconstruye un corazón, por qué se encienden rencores, por qué se apaga la vida.

Tú.

Suspiró. Detrás del cristal empañado de su ventana solo se veía noche. Dejaba que su mano trazara formas sin sentido sobre una hoja en blanco, y se sentía bien. Sonreía sin motivo. Recordaba sus ojos, y se dejaba caer en ellos. Buscaba su olor en su ropa y se acurrucaba en ella, creyéndose a su lado. Hacía un par de horas que el tintineo de las llaves al caer en la pequeña bandejita habían marcado la cuenta atrás en el reloj, contando las horas que quedaban hasta mañana. Hacía horas que él le había dicho: "Párame. ¿Por qué no me paras?" Hacía horas que le había hecho enloquecer de formas que él ni siquiera llegaba a imaginar, habiéndola rozado apenas la piel con la yema de los dedos, con dos palabras dichas al oído de alguien que ni siquiera sabe sobrevivir si no le tiene cerca. Hacía horas que ella se había sentido la persona más feliz del universo abrazada a él. Apenas hace unas horas de..
"-Me jode más irme a mí que a ti, créeme.
-Tranquila. Tenemos muuuuchas noches..
(...)
-Diría algo, pero sería la locura más grande.
-Dilo.
-Tenemos toda la vida.
-¿Y por qué no?"

jueves, 14 de octubre de 2010

Dos mil formas de sentir.

Podría narrarte que he vivido cosas, que he sentido cosas, aunque apenas sea una mínima partícula dentro de algo que es demasiado enorme como para comprenderlo. Podría enumerarte, uno a uno, cada sentimiento, desgranarlo con precisión cirujana, analizarlo, diseccionarlo. Podría explicarte cómo he sentido cada momento en unos 396 días, día más día menos. Cada sensación, cada persona. Individualizar cada átomo abstracto hasta reducirlo a la nada. Pero eso sería ridículo.
Porque también puedo decirte que he besado el cielo y que también he excavado en los hoyos más profundos de la desesperación. Que he vivido suspendida a los pies de un abismo y sin tener nada a lo que agarrarme, con vértigo y una necesidad enfermiza de seguir avanzando hacia el pasado. Que caí, llegué al fondo y, aún no sé bien cómo, volví a subir. Que me mantuve en los niveles seguros, acolchados, protegidos, rodeada de una red de seguridad que me he dejado por el camino, en el último cruce de miradas, entre los límites de mi conciencia y sus ojos. Que conozco lo que es vivir sin ellos y con ellos, y sé la sensación que da creerlos perdidos, y el estremecimiento de cada uno de mis poros si lo pienso. Ese saber que si esta vez caes mueres, que has subido demasiado alto como para aceptarlo, comprenderlo, asumirlo,.. no temerlo. Que ya no está en tus manos, que esta vez no dependes de ti misma. Que dependes de alguien a quien coserías a tu piel.

martes, 12 de octubre de 2010

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Odio que tengas el puto poder de llevarme del cielo al infierno y viceversa. Odio que puedas manejarme a tu antojo tan solo con un lunar, y siempre termino por dejarte arañarme el pelo. Me revienta a hostias por dentro que prefieras tragarte esa puta lágrima con hiel antes que soltar que sí, que tu también odias esto que llaman mundo, pero te jodes, te levantas todos los días, y pones la mejor de tus sonrisas. Que ya se que sería más fácil pero me gusta salir de tus curvas. Y que no importa si piensa salir el sol, la luna, o la puta madre que parió a todos los astros del cielo para joder la madrugada, si los ciclos cósmicos nos pillan entre sábanas.
- Por favor, quédate.
- Aun puedo quedarme unas horas.
- No, quédate siempre.


Seré toda tuya - decía la jodía -
a cambio, pedía una sola condición:
"cuando el sol asome en tu cama, todo se acabó"

Yo tonto asentí, unas horas contigo me bastan para matar el miedo,
sentir que no temo, ocultar recelo a la oscuridad.

[...]

Sin más se marchó, se llevo su perfume barato, su par de zapatos,
y puso el letrero "Rebajas de enero" en mi corazón.

Asi que así me quedé, en la almohada... apatía, sequía dejo de fianza,
y buscando venganza, culpando a ese gallo grité: ¡Al ladrón!

martes, 5 de octubre de 2010

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Puedo suspirar ríos de tinta, de esos que corren por sus venas y que nadie excepto ella se atreve a cantar sobre un papel, desafiando a todas las vías de este mundo a decirle que no hay cojones a ser feliz, a gritar un te quiero que hunda el mundo sobre sus cimientos.. esos de fotos sin atisbo de sonrisa, de sentimiento, de una habitación llena de hojas arrugadas intentando contar todo eso de un nosotros que nos dio por olvidar, abandonar, marginar en un cajón de recuerdos en los que a veces el miedo a volver a caer me hace revolver. Meses de rutina teñida de gris y de te odio en los labios. Miedo a volver. Miedo a caer. Miedo a ser feliz. Quizá. Miedo a comprender que eternidad no es algo imposible. Miedo a aceptar que no tengo mi habitual red de seguridad, que no hay fecha de caducidad, que quizá he vuelto a ser yo.. y miedo a asumir que tengo miedo. Miedo a saber que solo sé escribir y gastar vida en esto, en poner una letra tras otra.. expresando todo y nada a la vez.. y venderte mi aroma, y sentir la ilusión, y tirarme en caída libre sin saber qué hay detrás, y sin importarme. Volver a sentirme como cuando sonreía a las farolas, que me decían que que bonito el pelo corto, que que bonita su sonrisa, que que bonitos los besos. Esos que perdí un día, con la eternidad, la capacidad de confiar y las palabras sin sarcasmo. Solo quedan cicatrices.. y malos recuerdos que intentan curarse con el bálsamo de esas risas que creamos ahora.. y con las ganas de dejarme llevar, y de quererle más de lo que haya querido a nadie nunca.

Tener un cúmulo de emociones, de miradas, de tú y de yo convertidos en nosotros. No saber si quiera qué decir, de línes y sueños pintados en colores que en verdad no existen, o en un caos filosófico de apuntes olvidados cuando no sé leer.. solo sentir.

Y 24 horas más tarde, una pregunta. ¿Por qué, si todo era perfecto?

domingo, 3 de octubre de 2010


Qué te voy a decir si no hay droga más dura que tus sonrisas jugueteando con mis dedos, tu piel reflejada en mis pupilas, tu respiración fumándose cada resquicio de dolor que aun queda en mi cuarto. Que te puedo contar, si no hay mejor ritmo que el de tus caderas, Nosotros, así, en mayúsculas, reventando muelles casi tanto como mentiras, como tempestades que tratan de derribarnos, pero, que se jodan, aquí seguimos. Poco más puedo añadir que no sepas de mis ojos, nada que no te haya delatado en cada esquina, en cada encontronazo contra una pared que no es la misma si no eres tú el que me atraca, el que me mueve, el que altera mis latidos hasta hacerse el dueño, de por qué no, cada uno de los cielos que alguna vez cayeron en forma de lágrimas sobre una almohada que te conoce tan bien, que cuando no estás, te extraña. Todas mis letras de mierda se quedan cortas si las comparo con tu boca, con los mordiscos que aunque no lo sepas, llegan hasta el alma misma, que ya es tuya.

No hay nada más duro que la última despedida, ni nada más dulce que verte marchar despacio, calculando al milimetro todos esos pequeños gestos que me vuelven loca.


Joder, si es que no hay nada que se quede más corto que un te quiero, para que sepas, todo lo que, te guste o no, solo tú me haces sentir.