sábado, 16 de octubre de 2010

Tú.

Suspiró. Detrás del cristal empañado de su ventana solo se veía noche. Dejaba que su mano trazara formas sin sentido sobre una hoja en blanco, y se sentía bien. Sonreía sin motivo. Recordaba sus ojos, y se dejaba caer en ellos. Buscaba su olor en su ropa y se acurrucaba en ella, creyéndose a su lado. Hacía un par de horas que el tintineo de las llaves al caer en la pequeña bandejita habían marcado la cuenta atrás en el reloj, contando las horas que quedaban hasta mañana. Hacía horas que él le había dicho: "Párame. ¿Por qué no me paras?" Hacía horas que le había hecho enloquecer de formas que él ni siquiera llegaba a imaginar, habiéndola rozado apenas la piel con la yema de los dedos, con dos palabras dichas al oído de alguien que ni siquiera sabe sobrevivir si no le tiene cerca. Hacía horas que ella se había sentido la persona más feliz del universo abrazada a él. Apenas hace unas horas de..
"-Me jode más irme a mí que a ti, créeme.
-Tranquila. Tenemos muuuuchas noches..
(...)
-Diría algo, pero sería la locura más grande.
-Dilo.
-Tenemos toda la vida.
-¿Y por qué no?"

No hay comentarios: