sábado, 8 de junio de 2013

Días de mierda y cuchara.

He hecho un alto en el camino para escribir todo lo que te echo de menos. Para que sepas que aunque hayamos aguantado el tirón, todavía hay una pequeña milésima de segundo que ciclicamente nos recuerda a tus ojos todos los días. A veces es un helado, otras veces es entrar a algún sitio y que esté sonando Sabina, o coger un libro y que se caiga esa foto en la que me sostenías en tus brazos. Muchas veces no encontramos las palabras para describir lo que sentimos aquel fatídico día, porque a decir verdad, aún no lo tenemos demasiado asumido, y la mayor parte de nosotros todavía mira hacia la puerta esperando a que llegues de tomarte tu vino en el Gran Vuelo.

No he vuelto a ir a Madrid porque me da miedo no encontrarme contigo sino con tu ausencia, ver tu cama vacía, al jilguero triste, cruzar el umbral de la puerta y que no sea tu olor quien me reciba, tus ganas, tu  'no me quiero ir pero tuve que hacerlo'.

No hay palabras suficientes para describir el dolor que nos acuchillaba los pulmones cada vez que te quitabas el pañuelo, cada vez que el puto cáncer te ganaba y ya no eras tú sino lo que quedaba de ti quien trataba de contar algún chiste para que nos fuéramos con la sonrisa en la cara.
Te fuiste demasiado pronto tía.

Porque aun cuando todas las miradas estaban puestas en ti, como no podía ser de otra forma, me animaste. Me animaste a seguir con lo que sabes que es mi motivo, con lo que da sentido a una vida que se dejó sus sueños tirados en la acera de en frente de tu casa el día en que salí por el portal, dándome cuenta de que era la última vez que te veía.

Porque me diste una lección de vida. Me enseñaste que ser feliz es cuestión de valentía. Y lo que es más importante: no te fuiste sola. Has dejado entre nosotros un vacío irreparable, algo que nadie, jamás, será capaz de llenar. Por eso sigues viva.

Jamás dejarás de ser ejemplo, tía. Aunque ya no pise donde tu pisas. Aunque ya no respires el aire que yo respiro. Aunque ya no me ría cuando ríes. Aunque no sonrías si sonrío.

Te quiero, tía.