en el que te dejas en manos de otros
para que jueguen contigo hasta cansarse.
Confianza absurda y ciega,
como abrazar una almohada bajo las sábanas
con los ojos bien cerrados, la última pesadilla.
Nadie sabe el miedo que siento,
como me pesan los párpados y
que no sé si necesito un abrazo o un orgasmo.