sábado, 22 de mayo de 2010

Tú, jodidamente tú.

Respiro cada resquicio de tu olor por toda la ciudad. Suspiro detrás de cada resto de mis recuerdos atraídos, como moscas a la miel, por el calor. Cada paso es perezoso, lento. Cada contacto que recuerdo, electrizante. Vibrante. Giro la cabeza. Casi te veo venir, terminando de peinarte y tan tú como siempre. Que el aire está lleno de cuando tú estabas. De cada beso, cada palabra. Cada promesa, cada frase, cada mentira. Durante unos minutos, preciosos, observo el infinito. Te veo allí. Te acercas, me miras, sonríes. Sé que te irás. Lo sé. Que no eres más que un puto recuerdo, y todo esto un puto delirio provocado por el primer día del año en shorts. En TUS shorts. Tan tuyos que siguen teniendo tu anilla. Que una sola mirada de tus ojos echa por tierra todo pensamiento. QUE TE ODIO.
Y es que casi un año más tarde, sigo echándote jodidamente de menos.

viernes, 21 de mayo de 2010

Well, nothing comes to mind.


Sólo cuando pasé delante del espejo comprendí que estaba equivocada. Sólo cuando traté de desempañarle, buscando los restos de lo que fuimos entre alguna gota de nuestro sudor que se hacía pasar por agua. Fue en ese puto momento en el que descubrí que no podía vivir sin ti. Que puede que ya no estuvieras , pero yo guardaba tu olor debajo de las uñas. ¿Sabes? Ese puto espejo nos vio querernos casi tanto como llorar. Ese puto espejo retrató a la perfección lo que suponía un Nosotros. Nos devolvía una sonrisa tras de cada lunar. Me escuchaba cada noche decirte que te quedaras unas horas que duraran para siempre.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Calle de las Rosas Nº 14


Vivía en una de esas calles extrañas que se observan con miedo por la noche, oscuras y retorcidas. Como un espejo cóncavo, o convexo. Como los del callejón del Gato. Como el crecimiento exponencial de la historia. Como los delirios que aquella noche la mantenían en cama, alumbrada tan solo por la triste luz anaranjada de la solitaria bombilla que colgaba de su techo, agrietado y blanco roto. Un pequeño y destartalado catre sostenía su cuerpo, a apenas treinta centímetros del suelo. Las chinches daban cuenta de su malestar y ella solo podía revolverse. Sola. Oía el jaleo de allá fuera. No de su calle. Sino de lejos. Muy lejos. Pero lo oía. Una escurridiza lágrima corrió por su mejilla hasta perderse en el intento de almohada, más plana aún que ella misma. Aquellas fiebres la habían dejado aún más débil de lo habitual. Sudaba. Recordaba. Era una niña por aquel entonces, una niña que llegó en la profunda noche a aquella casa. Le daba miedo. Lloraba. Terminó amando esa calle que la había visto vivir. Terminó siendo como aquella calle. Oscura, retorcida, profunda. Propia. Bellísima.

domingo, 16 de mayo de 2010

Maybe.

Me revienta que te alejes, porque casi todo cambia de color. Los tonos de la pintura de las paredes se vuelven más oscuros. Las flores no huelen a nada. Se deshacen los sueños. A veces salgo y cuento tantas esquinas en las que voy a besarte, que algunas no están ni construidas. Otras simplemente me tumbo en la cama y le pregunto a las sábanas si todavía me guardan algún resto de tu piel para subsistir durante otras veinticuatro horas más. Cuando tu corazón late lejos de mi, el mio se vuelve débil, quebradizo. Y le cuento al cielo que puedo ver toda una constelación en tus ojos. A decir verdad me revienta cada poro de la piel solo con pensarte, se ilumina cada arañazo solo con sentirte, se retuerce cada espejo solo con palparte. Tiemblo solo con imaginar que hoy, no tendrás cama para correr.

Ponle tú mismo un nombre.

¿Sabes? Hay momentos en los que querría devolverte todas y cada una de las putas puñaladas que me has dado.. y lo que es peor, que me darás. Hay momentos en los que saboreo la sola idea de saber que puedo devolvértelas, hundirte, hacer que lamentes cada puta palabra que ha salido de tus labios, saber que puedo sonreír mientras te veo pasar, jodido y odiándome.
¿Y sabes qué es todavía peor? Que me das pena. Que por muchas veces que me llames zorra, puta, guarra, falsa, hipócrita,.. me das pena. Me da pena verte cegado, me da pena saber que odio a uno de tus tú. Me da pena pensar en ti y hacer una partición de tu personalidad, hacer un A y un B. Me dais pena, los tres. Me da pena que seas tan gilipollas como para dejarte manipular, que digas que juego contigo.. y que seas capaz de darle la puta razón a la persona por la cual ahora soy así. Me da pena que nos hayas visto llorar por sus putas culpas y que aún así les creas. Me da pena que seas tan miserable como para llamarme hipócrita y luego no ser capaz de decirme las cosas a la cara, y te limitas a sonreírme e incluso acariciarme. Que cada sonrisa que ahora recuerdo me da de ostias en el corazón, y que cada momento junto a ti merece una goma de borrar. Me gustaría haberte conocido así antes.
Hace mucho que no sentía el desprecio en mis venas. Te has igualado a aquel al que tantísimas noches has llamado hijo de puta.

miércoles, 12 de mayo de 2010


Gracias. Gracias por coger mi mano y sacarme de ese precipicio, aun sabiendo que podías caer conmigo. Por entenderme cuando ni si quiera yo sabía quien era. Por darme pequeñas dosis de todo aquello que desapareció. Por el fue, el es, el será. Por todos los jodidos recuerdos que de vez en cuando me revientan, pero que otras veces me devuelven a la vida.
Porque para qué voy a mentirte.
Si sé que sabes que sé. Si sé que sabes que sé...
pero no a tus ojos.

martes, 11 de mayo de 2010

Darling.


Y.. lo siento, my darling, pero mi mente decide morir de locura si me nombras a Sabina. Mis sábanas se aferran a mi cuerpo, como si mi cama temiese que la abandone por otra. La acaricio y la susurro, como si de ti se tratara: "tranquilo, me quedaré a dormir."
Y a la mañana siguiente, sé que me despertaré oliendo tu ausencia en mis brazos incluso antes de que mis ojos decidan abrirse, remoloneando en sueños en los que tú aún estás, susurrándome al oído que te harán falta 500 noches para olvidarme, y que nunca olvidarás los 19 días que contaban desde que te besé. Me decías que un día yo seré la estufa de tu corazón, que sabes que fuimos dos peces de hielo en un whisky on the rocks, y que nunca olvidarás mi guitarra al dibujar un signo de interrogación. Sonrío cuando escucho de tus labios todas esas frases que un día te dije que amaba.
Pero, my darling, lo siento.
Si hoy te besara, mañana volvería a ser ayer.

domingo, 9 de mayo de 2010

=)

Y si tocaba vis a vis volvía a casa con su olor acuchillando cada mirada y me observaba en el espejo, estúpida, macabra, con el mismo aspecto que me causaba ese perfecto desorden que era para él el no quererme, preguntándome qué significaba el tacto de las yemas de sus dedos sobre mi piel si eso era cierto...

Retazos de ti.

Sabes que, si un día te pierdes, puedes encontrarme en la calle del Intento número 9. Sabes que me verás sentada en el sofá, mirando sin saber adónde, hecha un ocho, como si no quisiera que se me viera. Sabes que me habré mudado de la calle de los Besos número 3, donde tantos días entraste de improviso, sorprendiendo a los muelles de mi cama, que chirriaron al intentar gritar bienvenido. Sabes que tus ojos hicieron la mudanza desde la calle del Olvido sin número, buscándome las cosquillas, despertando a mi sonrisa. Que ahora sabes que tú calmaste cada latido de mi corazón de aquel 31 de enero, cada latido audible en mitad de ese bar, cada mirada asustada, cada gesto tenso, cada una de las contracciones de mi garganta guardando mis lágrimas,.. que ahora sabes que tus ojos curaron de un solo golpe todo aquello.
Aunque también sabes que te pido perdón por cada mirada que se me escapa al seguir los movimientos de un cuerpo que no es el tuyo, por cada estremecimiento si me roza, por cada cruce de miradas en el que tú no estás, por cada risa, cada palabra, cada gesto, cada lágrima,.. por cada latido que sé que no es tuyo.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Que..


.. me encanta buscarte las cosquillas. Que me mires como tú sabes, y que yo sepa que te mueres de ganas de comerme a besos. Que una de tus sonrisas borra 200 noches de soledad entre mis sábanas, de almohadas mojadas, un vis a vis a oscuras entre los labios de un número y un millón de palabras que provocan cicatrices. Que la vida se escribe en tus manos con tinta de cebolla y color verde aceituna, que te mancha las rodillas del pantalón oscuro que solo con verlo me sube al cielo como impulsada por un petardo en mi cabeza. Que un simple roce de tu piel te da el control de mi cuerpo provocando mis sonrisas. Que sé que te saca de quicio que esquive tus besos, y yo me río, y que hay días que te llamo y solo busco un te quiero. Que soy capaz de cruzar el continente por contar cada lunar de tu cuerpo, y mientras tanto pensar si aún hay algún rincón tuyo que descubrir, si todavía tienes la cualidad de hacerme temblar y perderme en tus ojos cuando siento tus manos sobre mi piel.

A hacer de las suyas.


Paso unas putas veinticinco horas al día pensando en lo que supone que no estés. Me revienta a hostias por dentro cada puto recuerdo, cada lágrima que quien sabe si mañana decidirá ser sonrisa, y viceversa. Se que no tengo derecho a hablarte del infinito, ni a dejar de pensar en el hoy para besarte como si fuera un mañana para siempre. Se que no debo pedirte que te quedes pero que no hacerlo me revienta por dentro, me desangra, me tortura lentamente como la peor de las drogas, como la agonía del toxicómano que depende de lo que le mata. Y también se que en esta historia yo solo quiero escribir puntos, infinitos puntos como lunares, y se merecen un aplauso todas aquellas personas que se levantan todos los días y con dos cojones, viven con el hecho de querer a quien más echan de menos.