jueves, 27 de noviembre de 2014

Si enamoras a un escritor no morirás nunca.

No sabe comportarse en púbico. Por eso fuma en los andenes y las terrazas se rifan un instante entre sus piernas. Y siempre me pregunta que si puede entrar cuando ya está en la cocina, en el sofá, en la última peli en la que se quedo dormida y hasta en las putas sábanas. O tal vez debajo de esas bragas que una vez le regalaron para que se las quitara otro.
Ella es así: la ves llegar, pero no irse.

Por eso nunca lleva tacones. Por eso no se maquilla y por eso no para de repetir que las cicatrices son para lucirlas con orgullo. Que la recuerdan que respira, aunque tal vez eso nunca fue lo mismo que estar viva.
Así que los pocos que se han atrevido a mirarla a los ojos dicen que llora azul bic porque ya nunca escribe. Desde que le robaron el corazón y la prosa. Desde que le robaron, en definitiva,todo.


Las calles de Madrid me saben a cerveza y versos de Andrés Suárez.