Odio que tengas el puto poder de llevarme del cielo al infierno y viceversa. Odio que puedas manejarme a tu antojo tan solo con un lunar, y siempre termino por dejarte arañarme el pelo. Me revienta a hostias por dentro que prefieras tragarte esa puta lágrima con hiel antes que soltar que sí, que tu también odias esto que llaman mundo, pero te jodes, te levantas todos los días, y pones la mejor de tus sonrisas. Que ya se que sería más fácil pero me gusta salir de tus curvas. Y que no importa si piensa salir el sol, la luna, o la puta madre que parió a todos los astros del cielo para joder la madrugada, si los ciclos cósmicos nos pillan entre sábanas.
- Por favor, quédate.
- Aun puedo quedarme unas horas.
- No, quédate siempre.
Seré toda tuya - decía la jodía -
a cambio, pedía una sola condición:
"cuando el sol asome en tu cama, todo se acabó"
Yo tonto asentí, unas horas contigo me bastan para matar el miedo,
sentir que no temo, ocultar recelo a la oscuridad.
[...]
Sin más se marchó, se llevo su perfume barato, su par de zapatos,
y puso el letrero "Rebajas de enero" en mi corazón.
Asi que así me quedé, en la almohada... apatía, sequía dejo de fianza,
y buscando venganza, culpando a ese gallo grité: ¡Al ladrón!
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