sábado, 13 de noviembre de 2010

El arte de ignorar.

Hoy, vamos a brindar por la ausencia de la sensatez en un mundo de idiotas. Porque el champán no se acabe y siempre ahogue todo eso de no soñar, porque créeme, que a veces dos copas y un abrazo hacen maravillas. Porque igual me arden las venas más por frustración que por ira. Pero lo mejor es que es tan maravillosamente ignorable que ni siquiera merece un texto.