martes, 24 de agosto de 2010

Toi.


Duele ver todos los recuerdos y sentimientos volcados en eso, en un intento de parecerse a mí y curarte por dentro, aunque sepas que ahora me huyes en la ciudad por miedo a que rompa esa pequeña lámina de papel que has creado en estos meses. Dicen que ahora me dedico a desgarrar las noches a base de sonrisas bañadas en esa extraña mezcla de lágrimas y alcohol, pero no debes creerles, no pasa nada en verdad, tan solo que me falta tu sonrisa a escasos centímetros de mi piel. Cerca hasta enloquecer, que diría él. Como un polvo sin amor, contestaría yo. Descubrí la diferencia entre follar y hacer el amor, y se trata tan solo de que en uno de ellos necesitas el cigarrito de después. Podemos ponernos melancólicos y terminar el día mirando un anochecer más y con un suspiro, pero le he cogido el gustillo a sonreír a las paredes mientras hago como que no siento el despertar de ese gen nocturno que me hace buscar la ciudad y la muerte en un éxtasis de sentimientos, antes de volver a encerrarlos en esa jaula que olvidaste abrir. Podría decirte que el corazón bombea tu nombre, pero sería mentirte. Otra historia es que mi sangre te busque como si de mi particular heroína te trataras. En resumen, que si le preguntas a los bares, sabrás dónde te espero.

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