Basta un sólo gesto que descubre un millón de pequeñas escenas que nos recuerdan cómo eramos o cómo solíamos pensar eso de "mírale, y si puedes, no te pierdas en sus ojos". Todo ha cambiado tanto que parecen dos vidas diferentes, como un cameo en forma de novela corta, relatos de ciencia ficción que sólo a veces tienden a terminar bien.
Todo parece así, tan lleno de letras que me empiezan a hacer creer que es verdad, que no te has ido.
Que tiendes a delatarte entre pequeños gestos que, como tú sabes bien, me llenan.
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