jueves, 5 de mayo de 2011

Tú SIEMPRE serás mi ESTRELLA.



A veces me gustaría volver a ser el niño que juega tranquilo y se balancea en los columpios sintiendo el mundo bajo sus pies. A veces me gustaría dar marcha atrás, negarlo todo, haberte conocido antes. A veces me gustaría cambiar de planeta, olvidar todo el dolor con un solo pestañeo, fingir que todo vuelve a ser igual, cambiar tu existencia por la mía y tumbarme yo en esa cama a consumirme, sólo por el hecho de que me revienta las entrañas por dentro ver como te desvaneces. A veces me gustaría ser valiente, saber defender con los puños ensangrentados aquello que deseo, decir en voz alta todo lo que me callo, sin miedo a recibir beso o bofetón. Tomar las riendas de mi vida, no haber empezado a fumar, ver a mi gente todos los días, sentarme en la terraza de ese bar a arreglar el mundo, solucionar cualquier problema con una división o una suma, o ponerme los vaqueros más rotos que tengo, y marcharme lejos, tan tan lejos, que la gente, al mirar, pensara que somos de otro planeta. Me gustaría cerrar los ojos y poder desaparecer, cambiar mi rumbo en sólo un instante, pintar recuerdos en las baldosas de esta ciudad que me tiene enamorada, beber hasta perder el control de mi existencia, saber si realmente detrás hay alguien pensando en dejar el listón aún más alto, borrar las quemaduras y las heridas, coser las telas de mi corazón, darle sentido a cualquier forma de vida. Tumbarme en la hierba para notar la respiración del mundo en mi espalda, leer en tus ojos que eres tu, hacer que las confesiones dejen de ser folios arrugados en una papelera, quejarme menos y actuar más, llegar al aeropuerto y pedir un billete para el primer avión que despegue, sea cual sea tu destino. Sería increíble escuchar a Sabina y no pensar en que te marchas, no volver jamás la vista atrás, dejar de ser tan dura con este mundo de mierda. Pero eso es lo único que no me puedes pedir, después de verte esperando con el cuerpo ya medio marchito de tantas hostias que no te merecías. Las estrellas están en el cielo a fin de que un día, cada uno encuentre la suya: prometo defender tus recuerdos con uñas y dientes. Sí. Lo prometo.