sábado, 14 de mayo de 2011

Y poniéndoles la tilde a todas mis faltas de ortografía.

Es increíble que una ciudad como esta huela a mar. Quizás sea por eso que este texto no sea como los otros: una sístole de letras entre lo que quiero que sepas y lo que me callo, arrugado en la basura.
Son horas para escribir y para encender cigarros, para torpes enamorados amándose en un parque a falta de un colchón, para pensar en él, y recordar a otros sin saberlo.
Bajé al bar de la esquina como cada noche, a buscar mi dosis de nicotina a falta de tus abrazos. Y volví vacía y jurándome que tengo que dejar el tabaco, sabiendo que la cama todavía huele a ti, y que me regalas un futuro que aún no soy capaz de sostener en las manos.
Las arrugas parecen amores del pasado. Es bonito, he contado las que te salen cuando sonríes.
(Y todas las letras que escribo pensando en tus manos.)
He desterrado musas de dolores cercanos.
Perdona mi cobardía, pero no podía permitirme borrar, como ya digo, un texto como este. Aunque la tentación llame a mi puerta como si de tus orgasmos se trataran. Aunque mis mejillas se empañen del rojo de mi secretismo hecho más que obviedades.
-Y tú. 
Tú me has hecho sudar contra el colchón como si me quisieras, me has permitido admirar el perfecto caos de tu ropa en el suelo de mi cuarto, has mordido la almohada hasta dejar marca.
Precioso. Precioso, digo, porque ha aparecido tanto en mis sueños que creía haberlo vivido.
Pero esta vez no era un sueño, me lo han dicho tus mordiscos.
Es increíble que una ciudad como esta huela a mar, digo, porque no estás tú para mojarme.
- ¿Sabías que quiero escribirte hasta desgastarte?.

2 comentarios:

91problemz dijo...

"una sístole de letras entre lo que quiero que sepas y lo que me callo, arrugado en la basura."

Me gusta el texto y el concepto de unir las silabas marcadas como si fuera la conclusión de todo lo dicho.

Diego Vento. dijo...

Original el mensaje en clave, fantástica la entrada.