martes, 24 de mayo de 2011

Infinito en potencia.

Hoy es 24, y como cada uno desde que tus poros conocen a los míos, me atraes como si fuera una muñequita de paño. Me gustaría dedicarte un texto plagado de metáforas, colchones y alegorías de tus (+ mis) noches en ese (nuestro) colchón, pero soy más de regalarte abrazos en las esquinas. Que todo lo mío parece abocetado, y mis recuerdos contigo no se alejan de esa realidad. Querría ser Sabina y contarte que cada una de esas líneas de un mismo trazo son el número de veces que pensé te quiero al dibujar esa cadera, o ser Quique González y decirte que te he dibujado mil veces dormido, abrazando a mi yo ausente y boca arriba, desnudo y cuasiposando para el bloc de esbozo que guardo bajo mi cama, que ya no tiene ni un centímetro de blanco. Que tu rostro en carboncillo me sonríe desde cada rincón, desde cada perspectiva, que me tienes tan enviciada a tu olor que daría lo que fuera por pasar otra noche entre tus sábanas, aunque las dejáramos frías. Que no sé, pero desde que tú estás todo parece resbalar (nos), excepto si son las ganas que te tengo. Desde que tú estás me pinto las uñas de rojo y aprendo a andar con tacones, por si un día me quieres ver guapa. Desde que tú estás mi rincón de melancolía tiene telarañas, y mis viejos talismanes han sido reciclados en un cajón. Desde que tú estás solo abro los ojos cada mañana para comprobar si estás a mi lado. Desde que tú estás soy feliz, bueno, o quizá sea espídica. Sólo sé que me río sin sentido de por qué, que no tengo ganas de llorar si no es por la ausencia de su presencia desde hace unos meses. Sólo sé que tengo ganas de hacer el bien, que hamor para mi ya no lleva hache, y me gusta más leerlo a la inversa. Hacer una síntesis de ocho meses no es más que tarea imposible...
Mis gafas de espejo ya echan de menos tu mesilla de noche. Mis pulseras tus muñecas. Mi disco, tu ordenador. Mis fotos a su fotógrafo. La estrella de la mañana a su (legítimo) dueño. Mi cuerpo, tus manos. Mis labios, los tuyos. Mis poros, tu tacto. Mi nariz, el hueco bajo la tuya. Mis manos, tu pelo. Mi cintura, tus abrazos. Mis pies, tus cosquillas. Mis hombros, tu lengua. Mi cuello, tu aliento. Mis ojos, verte. Mi existencia, tu esencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es increíble, un placer leerte