martes, 13 de julio de 2010

Y ahora te digo qué..

Con sobredosis de ganas de sentirte, mientras un torrente de letras esquivas cabalga por mis venas, tratando de llegar a un corazón que acaba de despertar del letargo, desperezándose y sacudiéndose las cicatrices. Pues solo queda eso, cicatrices de lo que antaño fue la certeza de quererte. Me sorprendo, a veces, pensando en tu boca sin tener ganas de besarla, analizando cada uno de tus movimientos y pareciéndome torpes, insignificantes. Ya no me inspiras esa urgente necesidad de abrazarte. Ni siquiera ella me provoca ya temblores y esa creciente sensación de no ser más que una niña que aspiró a demasiado.
Ahora solo sé que nunca sabrás amar. Me das pena.

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