martes, 20 de julio de 2010

Porque me gusta que tu cuerpo se retuerza entre mis sábanas. Porque adoro eso de no saber dónde termina tu mano y dónde empieza mi cabeza, mientras tus mejillas se llenan de sangre y yo no sé dónde meterme ni cómo deshacerme del mundo. Porque no podría vivir sin contar tus lunares, sin esa jodida duda que supone no saber cuántos tienes exactamente. Porque me revienta las venas tenerte debajo, mano a mano, cuerpo a cuerpo y ese no saber de dónde has salido ni a dónde voy pero contigo. Porque eres un jodido milagro, algo que me hace estremecer cuando abro los ojos y te veo al lado sonriendo, observando cada contracción, cada mirada que deja tirados por la cama los sueños de hoy, los deseos de mañana y alguna que otra sonrisa. Porque cuando te has ido me fumo tu olor y aún puedo notar cada milímetro de tu piel en mi cama. Porque sí y porque mis paredes están hechas a imagen y semejanza de tus poros. Porque quiero que te quedes. Porque no hacía falta buscar musas. Aparecen en mi cuarto cada vez que tú rozas la almohada.

No hay comentarios: