miércoles, 16 de marzo de 2011

Las putas más viejas del mundo.

No todos mis papeles son para escribir y la tinta de este boli ya muy pocas veces contiene tu nombre.
Me gusta esta habitación, pero más allá todo parece oscuro y monstruoso, y en la mayoría de los casos, prefiero el sabor de este humo a cualquier precipicio.
Ella lucha en una cama y yo consumo mis horas postrada en un par de sueños que alguien se olvidó en el colchón una de esas noches que dejan de ser, en el amplio sentido de la palabra, al día siguiente.
Y parece que a fuera todo sigue igual, el mundo y su rutina, el amor y sus corazones rotos, la música y sus locos, la magia y sus mentirosos... Y no hay nada detrás de la ventana que me interese, ni el más mínimo rastro de imaginación en forma de baldosa, o un ligero guiño a la indiferencia que nos deje postrados en cualquier esquina, verde en una mano, corazón en la otra, y algún que otro descosido sin roto.
Esta situación ya la he vivido, este texto ya le he escrito, y todo parece una historia cíclica de casualidades en la que solo cabe como final la soledad.
Sombrero y sombra de ojos, camiseta ajustada y equilibrios con los pantalones.

"- No te fíes de los poetas, preciosa. Solo escriben sobre el amor cuando se ha terminado."

1 comentario:

Salamandra dijo...

Que mal dejas mis textos, princesa! Ö
Cada día más increíble..