sábado, 4 de junio de 2011

que qué hecho en falta. eso me dijo. pues es sencillo. echo en falta que me despierten con un preciosa cosiendo los labios. echo de menos que dejaran el mundo entero por ahogarnos en dos chupitos, y digo dos porque las penas saben mejor en compañía. echo de menos la desobediencia, romper reglas. no le echo de menos a él pero si que me follen como si me quisieran. echo de menos a los míos bajo el cielo de esta ciudad distinta, que sus ojos sean capaces de reflejar algo que no sea un hombre. echo de menos que un qué pasa no se quede en eso, una simple pregunta carente de sentido que no esconde ningún interés. echo de menos a la que era ella, a la que era yo, y la que era mi vida. también el beso de las buenas noches de mi madre. echo de menos a mi padre los domingos por la tarde cuando tiene que currar, y a mi tía sin su dosis de morfina. echo de menos los ojos de Jota, comprar rosas, el timbre del instituto, y las calles de Segovia. el acento rumano del segurata de renfe, los pitis que se consumen, las escaleras de la Antigua y una riñonera que perdí una noche de fiesta en el mismo lugar en el que dejé mis sueños. echo de menos confiar como una cría, que se me derritan todos los poros cuando creo notar su olor por aquí cerca. acentuar las mayúsculas y acabar mis párrafos en tu piel, siempre, en puntos suspensivos.

1 comentario:

Salamandra dijo...

Echo de menos comprar rosas contigo. También nos echo de menos a nosotras, cuando sacábamos los apuntes a los zulos porque éramos unas crías que podían permitirse no estudiar una tarde. Echo de menos que vivamos en la misma ciudad, y que una cagada lo sea menos porque hay alguien al teléfono que te dice: "va, tranqui, en media hora en el ninfo".