martes, 4 de enero de 2011

Noviembre.


Aún hoy todavía me cuesta creer que muriera. Fue un mal sueño, una pesadilla.
No se puede imaginar hasta que punto un hecho así puede cambiar la vida de una persona: yo desde aquello no volví a ser la misma.
Le aseguro que no hay un solo día de mi existencia en que no recuerde aquel instante.
Nosotros queríamos cambiar el mundo y desde luego no lo conseguimos.
Ahora lo que intento es que el mundo no me cambie a mi.

El arte es un arma cargada de futuro.


No hay comentarios: