martes, 16 de agosto de 2011

Cena para dos, por favor.

Me gustan los calendarios porque contienen su nombre y le traen de vuelta, las noches de insomnio y 60 kms que más que separarnos nos unen. acaricio la soledad cuando me voy a la cama y hay dos cojines porque no me ha dejado ver la última pelicula que nos descargamos, y me cago y me vuelvo a cagar en el que maneja los dados cuando las alboradas me parten por la mitad y no está él para darme uno de esos besos largos que saben al último cubata que se ha tomado, para decirme que vamos a dormir, apagar la luz, y empezar a meterme mano, para llamarme bonita entre sueños sabiendo que yo permanezco en estado de vigilia, porque dormido está aún más guapo. nos comemos a besos en las estaciones y eso es lo mejor del mundo, y cuando me tumbo en la hierba imagino cuántas nos veran despedirnos, calculo al milímetro las palabras de aliento para diez días más o los que vengan porque estará el doblando esquinas, le cuento que hubo un día muy lejano en el que creí encontrarle en el cuerpo de otro, y le pido perdón una y mil veces sobre el suyo cada vez que el equilibrio de los planetas nos deja. se reflejan mis sueños en sus pupilas, y ahora sé por fin que son de color verde. se proyectan mis deseos en el techo, y simulo el peso de su cuerpo con el edredón, volviéndole a conocer en cada nueva guerra de caricias. vivo de este amor con escenas de porno duro, florece mi prosa cuando le veo bajar sonriente del coche, y juro que muero un poco más cada vez que se marcha.

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