martes, 28 de mayo de 2013

Recuerdos de una vida de cicatrices y dolores

Hay días en los que me gusta renovarte las miradas con sonrisas de esas que te hacen estremecer, retorcerte entre mil baldosas que llevan tu nombre grabado. Soñarte y desearte a base de miradas, que deshacen mis rizos entre los amaneceres de mi conciencia, y de la tuya, y de la de nadie. Respirar recién levantada entre las nubes, y dudar, y no sentir más que frío de vez en cuando. Pero joder, tengo alergia al verano. Reflejos de ojos verdes, de ventanas, de locuras y de vida, de hombros caídos y alfombras de esas en las que te tumbas y te dejas hundir en ellas, como si nada importase. Una cama mullida, de plumas. Muerta de ganas de deleitarme tejiendo letras en mi piel, con tinta china que compré un día, y que dejé en un armario, muerta de risa en esa caja que decía: "para cerrar heridas o contar gotas de felicidad, para pintar sonrisas o para esos momentos en los que crees que solo te comprenden cuatro cuerdas y en el techo de tu habitación." En las instrucciones decía algo de usar solo en piel cicatrizada, llena de muescas de vida y de sueños, de caídas de la nube. De no dormir.

1 comentario:

mig dijo...

Ojo con los tatuajes! son para toda la vida.