martes, 28 de mayo de 2013

Dos años y medio.

En el fondo, seguimos siendo tan ciegos como cuando soñamos con viajar lejos, muy lejos. Lejos de las contradicciones, de todas las camisetas que han volado surcando el techo de tu habitación. Lejos de todo eso que de vez en cuando me hace ponerme de morros y a ti termina haciéndote sonreír. Cerca de algún paraíso personal en forma de mar y sol, y mientras tú te remojas como un pececillo sin hogar y yo me tuesto al sol, tan opuestos como la noche y el día, tan iguales como Um y Ema.
Prometo no volver a preguntarte por la infinidad del universo si tú dejas de levantarte de noche para pintarme así, desnuda sobre la cama, enredada en las sábanas y despeinada, sonriendo porque sueño contigo.

No hay comentarios: