lunes, 17 de octubre de 2011

FUCK

Es lo que tiene encender un cigarro a las dos de la mañana, pasar calor aunque esta vez no sea tu culpa, confesarle que sólo fue un cuerpo más sobre el que te folle, y que nadie por aquí siga con la duda.
Los vecinos ya casi nunca se quejan, bebes poco y fumas mucho, has cambiado: ahora eres formal, o eso dicen. Tiene huevos.
Que despiertas por la mañana como dándole la razón a todos, ni preguntas ni sientes, te cierras en banda porque ya sólo crees en el abrir de piernas, porque se te ha olvidado eso de tu mano y la mía y yo, que quieres que te diga, no es que quiera recordártelo.
Los días pasan rápido y ya todo queda lejano, porque volver la vista atrás y reírse es un hecho insustancial provocado por las margaritas que crecían detrás del instituto donde aprendí (o me enseñaste) todo lo que no me contaban los libros.
Las calles del barrio son distintas y llevo mucho sin pisarlas, porque ya no son capaces de sacarme de los apuntes cuando necesitábamos un piti, porque vivir al límite dejo de ser lo nuestro.
Porque las velas de cumpleaños, las pestañas, y hasta las mañanas de verano se han dormido después de reírse en nuestra puta cara.
Y ahora cuento todos los chupitos que bebí en tu nombre, y cuando no duermo no es por tu culpa.
"La droga es mala", pero los que lo dicen también. Y creo que después de quinientas noches, este colchón ya no se acuerda de nuestras guerras.

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