miércoles, 21 de diciembre de 2011

Por eso, no te vayas.

y entonces te recordare en toda la ropa dada de sí, en los cajones vacíos, la falta de palomitas por el suelo y los ceniceros semidesnudos, y todo podrá ser otra vez imperfecto y rutinario, y los miércoles sabrán a poco y menos aún los botellines de los viernes, y despertarse un domingo de resaca sólo podrá llegar a ser un sinónimo de derrota, si son mas de las seis y nadie se molesta en decir "buenos días, preciosa", los autobuses volverán a ser enemigos ocultos de las pasiones, guiños a la indiferencia cualquier día a las dos cuando tu mano se despida entre mis piernas, la mesa no servirá más que para estudiar, que mi habitación esté desordenada tendrá un sabor amargo, y hasta el hueco de mis clavículas te echará de menos.

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